(ZENIT Noticias / Caracas, 05.09.2024).- Una vez más, el presidente venezolano Nicolás Maduro decidió adelantar el inicio de la Navidad al 1 de octubre como el comienzo simbólico de las festividades en el país. Este anuncio, hecho en su programa televisivo «Con Maduro+», ha generado tanto sorpresa como críticas, especialmente en medio de un contexto político marcado por divisiones y tensiones electorales, toda vez que realizó un fraude electoral.
Maduro justificó esta medida como un gesto de «agradecimiento» y «homenaje» a los venezolanos, enfatizando que el país se encuentra en un ambiente de «paz, felicidad y seguridad» tras lo que describe como los «ataques criminales» contra su gobierno. No obstante, el panorama que rodea este anuncio es mucho más complejo, con recientes protestas que dejaron decenas de muertos y miles de detenidos, además de una cuestionada victoria electoral que ha suscitado el rechazo de gran parte de la comunidad internacional.
Una Navidad cargada de controversia
El anuncio de Maduro, que ya había adelantado la Navidad en años anteriores, como en 2019, 2020 y 2021, parece estar vinculado a su estrategia de fortalecer su base de apoyo en las zonas más empobrecidas del país, donde habitualmente se distribuyen ayudas gubernamentales. Sin embargo, para muchos sectores de la sociedad, esta medida es percibida como una maniobra propagandística que busca distraer de los problemas más acuciantes del país.
La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) fue una de las primeras instituciones en pronunciarse en contra de esta decisión, afirmando que la Navidad es una festividad de carácter universal cuyo manejo y calendario competen a la Iglesia, y no deben ser utilizadas con fines políticos. En un comunicado, la CEV recordó que el periodo litúrgico de la Navidad comienza con el Adviento en diciembre, subrayando que el simbolismo religioso no debe manipularse para satisfacer intereses temporales.
Un contexto político tenso
Este anuncio no ocurre en un vacío. Apenas unos meses antes, Maduro fue proclamado ganador en unas elecciones muy controvertidas, en las que el candidato opositor Edmundo González Urrutia obtuvo una clara victoria según los primeros resultados conocidos. La declaración de Maduro como vencedor provocó una oleada de protestas masivas, que resultaron en 27 muertos, casi 200 heridos y miles de detenidos, incluidos menores de edad. Todos por acoso del gobierno actual.
La Fiscalía venezolana emitió una orden de arresto contra González, que ha sido rechazado no solo por la oposición interna, sino también por numerosos países y organismos internacionales. A medida que la tensión se intensifica, la sociedad venezolana sigue profundamente dividida entre quienes apoyan al gobierno de Maduro y aquellos que denuncian un creciente autoritarismo.
La Navidad como herramienta política
El uso de la Navidad como una herramienta política no es nuevo en Venezuela. En un país marcado por la crisis económica, la falta de acceso a bienes básicos y un profundo deterioro en la calidad de vida de sus ciudadanos, Maduro ha recurrido en varias ocasiones a estas medidas simbólicas para generar una sensación de celebración y unidad. La decoración navideña en espacios públicos y el anuncio de festividades fuera de temporada parecen formar parte de una estrategia que busca ofrecer una apariencia de estabilidad y normalidad en medio de la incertidumbre.
Este tipo de decretos, sin embargo, no alteran las fechas festivas oficiales, y su impacto es mayormente simbólico. No obstante, el hecho de que el gobierno utilice una festividad religiosa como la Navidad para fines políticos ha generado rechazo no solo en la Iglesia, sino en amplios sectores de la sociedad venezolana.
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