(ZENIT Noticias / Beirut, 11.10.2024).- En la noche del miércoles 9 de octubre, un ataque aéreo israelí devastó la Iglesia de San Jorge, ubicada en Dardghaya, al sur del Líbano, según informó la organización «Ayuda a la Iglesia Necesitada» (ACN). Este templo, que pertenecía a la Archieparquía greco-católica melquita de Tiro, no solo fue destruido, sino que también se perdieron las oficinas parroquiales y la residencia del sacerdote local. Además, los salones adyacentes, que servían de refugio para personas desplazadas por la crisis en la región, fueron alcanzados por los misiles.
El ataque dejó un saldo trágico de al menos ocho muertos, entre ellos cinco miembros de los equipos de rescate de la Defensa Civil. La comunidad internacional ha expresado su consternación ante este acto, que agrava aún más la ya frágil situación humanitaria en el sur del Líbano.
UNIFIL: Un blanco vulnerable en un conflicto que se intensifica
Otro ataque del estado judío de Israel no solo afectó a la población civil, sino también a las fuerzas de paz de la misión de la ONU en el Líbano (UNIFIL), quienes se encuentran en una situación cada vez más vulnerable en medio del conflicto. Dos soldados de Sri Lanka y dos de Indonesia resultaron heridos en explosiones cercanas a una de las bases de UNIFIL en el sur del Líbano. Según las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), el ataque a la base fue un «incidente desafortunado», y afirman que el objetivo era neutralizar una «amenaza inminente» detectada cerca de la ubicación de los cascos azules.
Las justificaciones del ejército israelí han generado una fuerte reacción por parte de la comunidad internacional, especialmente de países europeos como Francia, España e Italia, que tienen tropas desplegadas en la región. A pesar de las advertencias previas del ejército israelí para que el personal de la ONU se refugiaran en áreas seguras, el ataque ha sido calificado como un acto deliberado, según afirmó el portavoz de UNIFIL, Andrea Tenenti. «La situación es preocupante», declaró Tenenti, quien añadió que la presencia de más de 10,400 soldados de la ONU en la región sigue siendo crucial, tanto para el monitoreo del cese de hostilidades como para la asistencia humanitaria a las comunidades locales.
Hezbollah y la respuesta internacional
El grupo Hezbollah ha desempeñado un papel central en el conflicto, lanzando repetidos ataques contra Israel desde posiciones cercanas a las bases de los cascos azules y aldeas del sur del Líbano. Esta táctica ha dejado a las fuerzas de paz de la ONU en una posición extremadamente peligrosa, expuestas al fuego cruzado sin la capacidad para defenderse adecuadamente. Israel, por su parte, ha acusado a Hezbollah de utilizar a las fuerzas de la ONU como «escudos humanos», un cargo que ha sido rechazado por el liderazgo de la misión de UNIFIL.
La misión de las Naciones Unidas, que se rige por la Resolución 1701, fue diseñada para mantener la paz y desarmar a las milicias en el sur del Líbano, pero los hechos recientes han evidenciado que el conflicto sigue en pleno desarrollo. El portavoz de Hezbollah, Mohammad Afif, reiteró que la prioridad del grupo es «derrotar al enemigo y detener sus agresiones», lo que sugiere que los combates están lejos de finalizar.
Tensiones crecientes entre Israel y la ONU
El ataque contra la iglesia y la base de UNIFIL ocurre en un momento de alta tensión entre el gobierno de Israel, liderado por Benjamin Netanyahu, y el Consejo de Seguridad de la ONU. La retórica del primer ministro israelí en recientes discursos ha intensificado el malestar diplomático, con varias naciones europeas exigiendo una suspensión inmediata de las ventas de armas a Israel.
En medio de este clima de creciente hostilidad, las voces dentro de Italia, Francia y España han expresado su preocupación por la seguridad de sus tropas desplegadas en el sur del Líbano. En particular, el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, se mostró crítico hacia la gestión israelí del conflicto, aludiendo a la posibilidad de que se presenten escenarios aún más graves si los ataques continúan.
El futuro de UNIFIL en el sur del Líbano
El rol de las fuerzas de paz de la ONU en el Líbano está bajo escrutinio, ya que su capacidad para proteger tanto a civiles como a sus propios efectivos se ha visto limitada. Las bases de UNIFIL, equipadas principalmente para monitoreo y asistencia humanitaria, no están preparadas para enfrentar los bombardeos aéreos o las incursiones militares a gran escala. Ante este panorama, varios expertos han sugerido la posibilidad de un repliegue estratégico de las tropas de la ONU, una opción que las Naciones Unidas han evitado hasta ahora, a pesar de la peligrosa escalada de violencia en la región.
En definitiva, la guerra en el sur del Líbano continúa agravándose, y mientras las tropas de la ONU permanecen atrapadas en un conflicto del que son espectadores involuntarios, la comunidad internacional deberá decidir hasta qué punto es viable mantener su presencia en una zona donde los riesgos aumentan día a día.
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