(ZENIT Noticias / Cabo Delgado, 14.10.2024).- Tras las elecciones mozambiqueñas, el recuento de votos está en marcha. Los ganadores tendrán que enfrentarse, entre otras cosas, a la insurgencia islamista, responsable de la devastación de la provincia septentrional de Cabo Delgado desde hace siete años. Según Mons. Antonio Juliasse, obispo de la diócesis de Pemba, han sido «siete años de desplazamientos, siete años de muerte durante los cuales la gente ha vivido con gran sufrimiento, siete años de hambre, porque no pueden cultivar sus tierras a causa de la inseguridad, y de enfermedad, porque no hay acceso a medicinas o porque la clínica más cercana ha sido destruida. Han sido siete años en los que los niños no han podido estudiar como deberían», dice el obispo.
Aunque Mozambique es predominantemente cristiano, el norte del país es mayoritariamente musulmán. En sus inicios, los islamistas se centraron principalmente en atacar las instituciones gubernamentales y sembrar el terror de forma indiscriminada, pero en los últimos años los ataques se han concentrado en los cristianos de Cabo Delgado.
La insurgencia, que comenzó con el primer ataque en la localidad de Mocímboa da Praia el 5 de octubre de 2017, ha dejado ya más de 5.000 muertos y alrededor de un millón de desplazados. El país africano celebra el 4 de octubre el Día de la Paz, que conmemora el fin de la guerra civil con la firma de los Acuerdos Generales de Paz en Roma el 4 de octubre de 1992. «Desde que estoy en Pemba, me resulta difícil celebrar el 4 de octubre como Día de la Paz. La verdad es que sólo deberíamos celebrarlo como el Día de los Acuerdos de Paz de Roma, porque la paz no existe en Cabo Delgado. Cabo Delgado forma parte de Mozambique, así que no hay paz en Mozambique».
Ayuda a la Iglesia Necesitada (AEC) sigue ayudando a la diócesis de Pemba a hacer frente a las consecuencias de esta insurrección. Mons. Juliasse añadió que «la Iglesia sigue haciendo lo que está en su naturaleza, estar con la gente, ayudarla y ofrecer la ayuda que recibe. Últimamente la ayuda ha disminuido, pero siempre hay quien nos apoya, y para nosotros en Cabo Delgado es Ayuda a la Iglesia Necesitada, siempre presente en los momentos más críticos y siempre dispuesta a ayudarnos a salvar la vida de nuestros hermanos y hermanas».
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