(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 23.10.2024).- El padre Marcelo Pérez, párroco de Cuxtitali en San Cristóbal de Las Casas (Chiapas), al sur de México, fue asesinado por disparos el 20 de octubre tras celebrar la eucarística en el sector de Cuxtitali.
La Fiscalía General del Estado de Chiapas comunicó que “de acuerdo a los datos preliminares y las primeras investigaciones, el padre Marcelo salía de la parroquia luego de oficiar misa y se dirigía la iglesia de Guadalupe, cuando dos personas a bordo de una motocicleta dispararon contra el vehículo mencionado”.
El sacerdote era indígena tsotsil y defensor de los pueblos indígenas. Denunció y promovió la mediación de la paz en Chiapas, estado con grave conflicto armado desde hace tres años por la pugna de dos grupos narcotraficantes que se han instalado en la región montañosa para producir e importar droga que llega por la frontera sur del país.
El padre Marcelo declaró el 13 de septiembre que “Chiapas es una bomba de tiempo. Hay muchos desaparecidos, muchos secuestrados… Muchos asesinados por la presencia del crimen organizado” y recibió amenazas repetidas por su mediación en el conflicto armado de Pantelhó.
Desde hace tres años, la violencia trajo la aparición de “grupos de autodefensa”, como El Machete y el Ejército Civil Indígena, en conflicto mutuo y con otros grupos armados irregulares. Tras la creación de El Machete, numerosas familias tsotsiles fueron desplazadas. De acuerdo al Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas “desde el año 2010 al 2021, se han registrado aproximadamente 14,476 mil personas desplazadas en el estado de Chiapas”. Hay quien ve el homicidio del sacerdote por otro grupo delincuencial del terreno narcotraficante.
La Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un comunicado el 20 de octubre en el que afirmaba “su más enérgica condena y profundo dolor ante el brutal asesinato del P. Marcelo Pérez”. El comunicado observa que no solo “priva a la comunidad de un pastor dedicado, sino que también silencia una voz profética que incansablemente luchó por la paz con verdad y justicia en la región de Chiapas”.
El periódico Milenio entrevistó al cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, quien señalo el 22 de octubre que el homicidio está relacionado con disputas internas de comunidades indígena en los municipios de Chenalhó y Chalchihuitán, donde el padre Marcelo intentó evitar los asesinatos y la quema de casas entre grupos indígenas.
La alta impunidad y violencia de todo México dificulta la investigación del asesinato, tanto más que la política del Gobierno en los últimos seis años ha sido de ‘abrazos y no balazos’, aumentando exponencialmente la delincuencia por su poca implicación ante la expansión del narcotráfico.
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