Lo que fue un símbolo de cercanía pastoral durante la visita del pontífice en 2014 ahora está listo como una clínica móvil para los niños de Gaza Foto: AP

Papamóvil de Francisco espera autorización del gobierno israelí para convertirse en el «vehículo de la esperanza» de Gaza

La iniciativa llega en un momento en que el sistema de salud de Gaza, ya de por sí saturado, se ha visto destrozado por más de dos años de guerra

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(ZENIT Noticias / Belén, 27.11.2025).- El vehículo que una vez llevó al papa Francisco por las calles de Belén ha regresado a la ciudad, esta vez transformado. Lo que fue un símbolo de cercanía pastoral durante la visita del pontífice en 2014 ahora está listo como una clínica móvil para los niños de Gaza, aunque permanece estancado en las puertas del enclave devastado por el conflicto a la espera de la autorización israelí.

Su segunda vida, según funcionarios del Vaticano, fue uno de los últimos deseos personales del difunto pontífice. Tras el fallecimiento de Francisco en abril, representantes de la Iglesia revelaron que este había expresado su deseo de que el papamóvil se readaptara al servicio médico en Gaza, donde años de guerra han devastado la infraestructura sanitaria y han dejado a los niños entre los más vulnerables.

El cardenal Anders Arborelius de Estocolmo, quien bendijo el vehículo reacondicionado durante su presentación en Belén, comentó que el gesto habría encantado al difunto papa. “Habría recibido esta noticia con una amplia sonrisa”, declaró a Efe, recordando la constante insistencia de Francisco en que cada niño merece un futuro que no esté determinado por la violencia.

La transformación es tanto práctica como simbólica. Despojada de la pantalla de navegación, la radio, los acabados decorativos y los tapacubos, la estructura del Mitsubishi ha sido reconstruida con lo esencial para la atención pediátrica de emergencia: pruebas de diagnóstico rápido, material de sutura, jeringas, suministros de oxígeno, vacunas y un refrigerador médico compacto. Hasta cuatro profesionales médicos pueden trabajar simultáneamente dentro del pequeño espacio clínico. Su exterior, sencillo y blanco, luce la inscripción «Vehículo de la Esperanza», junto con los emblemas de Cáritas, el Patriarcado Latino de Jerusalén y la Autoridad Nacional Palestina.

La iniciativa llega en un momento en que el sistema de salud de Gaza, ya de por sí saturado, se ha visto destrozado por más de dos años de guerra. Cáritas Internationalis, que coordinó el proyecto, pretende que la clínica móvil se una a las diez unidades médicas de Cáritas existentes que han sufrido daños durante el conflicto. “El plan es que este vehículo se integre con nuestros equipos restantes y ayude a determinar dónde su presencia podría ser más efectiva”, explicó Alistair Dutton, secretario general de la organización.

Sin embargo, su misión está suspendida por ahora. Las negociaciones con las autoridades israelíes sobre el acceso humanitario a la Franja de Gaza siguen sin resolverse, lo que retrasa el despliegue del vehículo.

La presentación en Belén fue deliberadamente modesta. Celebrada en el patio de un café cerca de la Basílica de la Natividad, uno de los lugares más preciados del cristianismo, el evento solo permitió breves gestos simbólicos. Una joven de Gaza ofreció un pequeño ramo de flores al cardenal Arborelius, pero a los periodistas y al puñado de católicos locales presentes no se les permitió entrar a la clínica, que permaneció encerrada en una estructura de cristal durante toda la ceremonia.

Para los líderes palestinos, el papamóvil reconvertido representa más que un recurso médico. El Dr. Ramzi Khoury, director del Fondo Nacional Palestino, describió su llegada como un “camino hacia la paz” y una señal de respeto mutuo entre cristianos y musulmanes en la región.

La necesidad humanitaria es abrumadora. Según las autoridades de Gaza, más de 69.000 residentes —más de 20.000 de ellos niños— han muerto desde el inicio de la campaña militar israelí, con casi 171.000 heridos. A pesar del alto el fuego vigente, se siguen reportando muertes a diario.

Durante la guerra, el papa Francisco mantuvo un estrecho contacto con la pequeña comunidad católica de Gaza, llamando al párroco de la Iglesia de la Sagrada Familia casi a diario. Sus llamados a la protección de los civiles se convirtieron en uno de los estribillos más persistentes de sus últimos meses.

Ahora, el papamóvil reconvertido solo espera cruzar la frontera para convertir esos llamados en acción. Diseñado originalmente para transportar al papa entre multitudes, pronto podría llevar medicamentos, esperanza y un poco de dignidad humana a los niños que han conocido poco más que el conflicto.

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Redacción Zenit

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