La mañana del 12 de diciembre, la presidenta Claudia Sheinbaum habló por teléfono con el papa León XIV Foto: Claudia Sheinbaum Pardo (X)

Se rompe récord de asistencia a Basílica de Guadalupe en 2025 en 12 de diciembre. Presidenta de México habla con el Papa

La magnitud de la peregrinación requirió una operación más propia de la gestión de una megaciudad que de una celebración religiosa. Las autoridades municipales informaron de un resultado prácticamente sin incidentes a pesar de la multitud sin precedentes

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(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 13.12.2025).- Durante dos días de diciembre, el cerro del Tepeyac volvió a ser el centro de atracción de México. Millones de peregrinos recorrieron el extremo norte de la Ciudad de México en una corriente humana ininterrumpida, convergiendo hacia la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe para conmemorar el aniversario de la última aparición de la Virgen a Juan Diego.

Para la noche del 12 de diciembre, las autoridades locales confirmaron un nuevo récord de asistencia. Se estima que 12.8 millones de personas visitaron el santuario entre el 11 y el 12 de diciembre, superando el récord anterior establecido en 2024 (12.5). Esta cifra sitúa a la Basílica entre los lugares religiosos más frecuentados del mundo y subraya la perdurable fuerza de la devoción guadalupana en la vida mexicana contemporánea.

La magnitud de la peregrinación requirió una operación más propia de la gestión de una megaciudad que de una celebración religiosa. Las autoridades municipales informaron de un resultado prácticamente sin incidentes a pesar de la multitud sin precedentes. Según el alcalde de la delegación Gustavo A. Madero, donde se ubica la Basílica, las celebraciones concluyeron con lo que las autoridades describieron como un «borrón y cuenta nueva»: sin grandes disturbios y con un despliegue de seguridad que se mantendrá activo durante el fin de semana a medida que sigan llegando más peregrinos.

Detrás de las cifras récord se esconde un complejo esfuerzo logístico. Los equipos médicos brindaron miles de tratamientos, tanto dentro como fuera del santuario, que abarcaron desde deshidratación hasta agotamiento. Se presentaron decenas de denuncias de personas desaparecidas, que se resolvieron en cuestión de horas. Las fuerzas del orden detuvieron a un pequeño número de personas por alteraciones del orden público y robo, una cifra marginal dado el tamaño de la congregación. Incluso se abordaron las consecuencias menos visibles de la peregrinación, como el rescate de decenas de perros abandonados encontrados en las rutas de los peregrinos, que ahora esperan ser reunificados o adoptados.

La huella física de la celebración fue igualmente impactante. Se recolectaron más de mil toneladas de residuos sólidos en los alrededores, un recordatorio de que la peregrinación guadalupana no es solo un fenómeno espiritual, sino también urbano, que pone a prueba la capacidad de los servicios públicos año tras año.

Más allá de las cifras, los líderes eclesiásticos han prestado mucha atención a lo que los peregrinos traen consigo interiormente. Los obispos mexicanos han observado que las peticiones a la Virgen reflejan cada vez más la ansiedad por la violencia y la inseguridad, una preocupación que trasciende las regiones y las clases sociales. En ese sentido, la peregrinación se ha convertido en una especie de barómetro nacional, que registra temores y esperanzas que trascienden el ámbito religioso.

Las celebraciones de este año también tuvieron una notable dimensión política y diplomática. La mañana del 12 de diciembre, la presidenta Claudia Sheinbaum habló por teléfono con el papa León XIV, renovándole la invitación para que visitara México. La fecha fue deliberada. En un mensaje público posterior a la llamada, la presidenta enfatizó que la Virgen de Guadalupe trasciende las fronteras confesionales, describiéndola como un símbolo de identidad y paz para los mexicanos, independientemente de sus creencias personales o del laicismo constitucional del país.

La conversación se produjo tras meses de gestos formales entre México y la Santa Sede. Sheinbaum felicitó públicamente al cardenal Robert Prevost por su elección como papa tras la muerte de Francisco, destacando lo que describió como un compromiso humanista compartido con la paz y el bienestar global. Posteriormente, se entregó al pontífice una invitación oficial para visitar México por vía diplomática durante las ceremonias del funeral de Francisco en el Vaticano.

En conjunto, los acontecimientos del 12 de diciembre ofrecieron un retrato concentrado del lugar de Guadalupe en el México actual. La devoción sigue siendo abrumadoramente popular y profundamente personal, expresada a través de agotadores viajes a pie, oración y peticiones silenciosas. Al mismo tiempo, funciona como un punto de convergencia nacional, donde autoridades públicas, líderes eclesiásticos y figuras políticas operan en el mismo espacio simbólico.

Cuando las puertas de la Basílica cerraron la noche del 12 de diciembre y reabrieron antes del amanecer del día siguiente, el flujo de peregrinos se reanudó sin apenas interrupciones. El récord podría eventualmente romperse nuevamente, pero la historia más profunda perdura: en Tepeyac, México continúa articulando quién es, qué teme y qué espera, una peregrinación a la vez.

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Jorge Enrique Mújica

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