(ZENIT Noticias / Buenos Aires, 29.12.2025).- El Senado de Argenrina inauguró un oratorio católico dentro de su sede institucional, incorporando un ámbito de recogimiento y oración al corazón mismo de la vida parlamentaria. El acto tuvo lugar el 23 de diciembre y estuvo encabezado por la vicepresidenta de la Nación y presidenta de la Cámara Alta, Victoria Villarruel, quien destacó públicamente la significación espiritual e histórica de la iniciativa.

El nuevo oratorio fue puesto bajo el patronazgo de Santa María Antonia de Paz y Figueroa, laica consagrada del siglo XVIII conocida popularmente como Mamá Antula, figura profundamente ligada a la identidad religiosa y social del país. No se trata de una elección casual: canonizada recientemente, Mamá Antula encarna una fe vivida en tiempos de adversidad institucional, con una capacidad singular para tender puentes entre espiritualidad, compromiso social y vida pública.
La ceremonia contó con la participación de representantes destacados de la Iglesia y del ámbito diplomático. Entre ellos estuvieron el nuncio apostólico en Argentina, monseñor Mirosław Adamczyk, y el vicario general de la arquidiócesis de Buenos Aires, presbítero Pedro Cannavó, junto a autoridades y funcionarios del Senado vinculados a áreas culturales, internacionales e institucionales. La presencia conjunta de actores eclesiales y civiles subrayó el carácter institucional del acto, desarrollado con la formalidad propia de la Cámara Alta.

El oratorio queda habilitado como un espacio permanente para la oración personal y el recogimiento, abierto a quienes trabajan cotidianamente en el Senado. Su creación se inscribe en una lectura particular de la historia argentina, donde el catolicismo ha acompañado desde sus orígenes el desarrollo político y social del país. En este sentido, el gesto dialoga con el marco constitucional vigente, que garantiza la libertad religiosa y, al mismo tiempo, reconoce un vínculo específico entre el Estado y el culto católico apostólico romano.
Más allá de su función inmediata, el oratorio proyecta una dimensión federal. Villarruel anunció que el espacio irá incorporando progresivamente advocaciones marianas representativas de las distintas provincias argentinas. La Virgen de Itatí, Nuestra Señora del Valle de Catamarca y la Virgen de Luján figuran entre las primeras imágenes previstas, con la intención de que cada rincón del país encuentre allí una presencia simbólica. De este modo, el oratorio busca reflejar no solo una tradición religiosa común, sino también la diversidad cultural y espiritual que atraviesa el territorio nacional.

La apertura de este espacio en el Senado no introduce una novedad jurídica, pero sí un gesto cargado de significado en un tiempo en que la relación entre fe, Estado y vida pública suele ser objeto de tensiones. El oratorio se propone como un lugar donde la dimensión espiritual pueda convivir con la responsabilidad política, recordando que, incluso en los ámbitos más seculares del poder, la búsqueda de sentido y trascendencia sigue teniendo un lugar.
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