al rey Felipe y la reina Matilde en el histórico castillo de Laeken

al rey Felipe y la reina Matilde en el histórico castillo de Laeken Foto: Vatican Media

Papa en Bélgica: encuentro con víctimas de abusos y con ancianos pobres marcan la primera jornada

El Papa Francisco forja vínculos en Bélgica: un día de encuentros, compasión y reflexión

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(ZENIT Noticias / Bruselas, 27.09.2024).- El viernes 27 de septiembre, el Papa Francisco inició un día significativo en Bélgica, caracterizado por una serie de reuniones que abarcaron desde visitas de cortesía real hasta momentos de consuelo con víctimas de abuso. El día fue una sorprendente combinación de diplomacia formal, intercambio académico y acercamiento personal, que reveló el compromiso del Papa con el diálogo, la sanación y la comprensión.

Una bienvenida real en el castillo de Laeken

El día comenzó con una visita al rey Felipe y la reina Matilde en el histórico castillo de Laeken. A su llegada a las 9:30 a. m., el Papa fue recibido por una guardia de honor a caballo, un elegante preludio a su entrada en el corazón de la realeza belga. Después de la sesión de fotos habitual y la firma del libro de visitas, el Papa Francisco se reunió en privado con el Rey y la Reina, un momento subrayado por el intercambio de obsequios simbólicos que encarnaron el respeto mutuo entre el Vaticano y Bélgica.

El encuentro fue más que un gesto formal; fue una oportunidad para debatir preocupaciones compartidas por la comunidad global, en la que ambos líderes buscaron puntos en común en sus roles como figuras morales y políticas. Después de su discusión privada, se trasladaron al gran salón para reunirse con representantes clave de los sectores político, religioso y civil de Bélgica.

Discurso a la sociedad civil belga

A las 10:15 a.m., el Papa Francisco se dirigió a una reunión de autoridades políticas, líderes empresariales, figuras religiosas e influyentes culturales de Bélgica. Después de los discursos del Rey Felipe y el Primer Ministro Alexander De Croo, el Papa subió al podio para pronunciar su propio mensaje. Su discurso abordó temas de justicia social, compasión y la necesidad de unidad en un mundo cada vez más dividido por disparidades económicas y tensiones políticas. La audiencia escuchó atentamente mientras pedía solidaridad y liderazgo ético, especialmente para abordar desafíos globales como el cambio climático y la crisis de refugiados.

El encuentro con las autoridades belgas destacó el llamado constante del Papa a la responsabilidad moral en el liderazgo, instando a un equilibrio entre el poder y la empatía, la gobernanza y el cuidado de los vulnerables.

Visita a los marginados: escala del Papa en el Hogar San José

Antes de regresar a la Nunciatura Apostólica, el Papa Francisco hizo un importante desvío al Hogar San José en Bruselas, un centro de atención para personas mayores que enfrentan dificultades económicas. El hogar, dirigido por las Hermanitas de la Caridad, encarna el llamado del Papa a servir a quienes se encuentran en los márgenes de la sociedad. Aquí, el Papa pasó tiempo con los residentes, escuchando sus historias y ofreciendo palabras de consuelo, reforzando su compromiso con los pobres y los ancianos, grupos a menudo olvidados en la prisa de la vida moderna.

Esta visita, aunque de escala modesta, resonó profundamente con el mensaje más amplio del Papa de inclusión y cuidado de los más vulnerables. Su presencia en el hogar sirvió como recordatorio de la misión de la Iglesia de extender su mano a los más necesitados.

Diálogo con la universidad: una tarde que invita a la reflexión en Lovaina

Por la tarde, el Papa Francisco se centró en el mundo académico cuando llegó a la prestigiosa Katholieke Universiteit Leuven. Recibido por funcionarios de la universidad, incluido el rector Luc Sels, el Papa Francisco conoció los 600 años de historia de la institución, un testimonio del poder perdurable del conocimiento y la educación.

Durante el evento, se mostró un conmovedor video que destacaba el trabajo de la universidad con los refugiados, seguido de testimonios de refugiados que habían recibido apoyo. La presentación no fue meramente informativa sino también emotiva, y abordó temas como el desplazamiento, la esperanza y la resiliencia. A continuación, un coro polifónico interpretó una pieza conmovedora, creando una atmósfera de reflexión y profundidad espiritual.

El discurso del Papa Francisco a la comunidad universitaria subrayó la relación de larga data de la Iglesia con la educación, enfatizando la necesidad de un aprendizaje que no solo sea intelectualmente riguroso sino también arraigado en la compasión y la responsabilidad ética. El Papa elogió el trabajo de la universidad con los refugiados como un modelo de cómo las instituciones académicas pueden contribuir a resolver las crisis humanitarias de nuestro tiempo.

En un momento más relajado, el Papa hizo un recorrido en un carrito de golf por los terrenos de la universidad, saludando a unas 20.000 personas reunidas en la plaza principal de Lovaina, sin inmutarse por la lluvia. Su aparición pública, marcada por la alegría y la humildad, concluyó con una visita a Grote Markt, donde 5.000 espectadores ansiosos permanecieron bajo la lluvia, con la esperanza de ver al pontífice.

Un encuentro sombrío con las víctimas de abuso

El tono de la jornada tomó un giro más sombrío cuando el Papa Francisco regresó a la Nunciatura, donde se reunió con 17 personas que habían sufrido abusos a manos de miembros del clero en Bélgica. Este encuentro, que duró más de dos horas, fue profundamente personal y emotivo. Los sobrevivientes compartieron sus historias y el profundo dolor que habían soportado durante años.

Escuchando atentamente, el Papa Francisco expresó tanto dolor como pena.

El Papa Francisco se refirió a las acciones de la Iglesia que habían provocado su sufrimiento. Reconoció su valentía al presentarse y se comprometió a tomar en serio sus súplicas de cambio. La respuesta del Papa no fue solo de empatía, sino también de compromiso con la rendición de cuentas dentro de la Iglesia.

Esta reunión subrayó los esfuerzos constantes del Papa para abordar las heridas dejadas por el escándalo de los abusos y su dedicación personal para garantizar que tales atrocidades no se repitan. Fue un recordatorio de la responsabilidad de la Iglesia de brindar justicia y sanación a quienes ha agraviado.

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Redacción Zenit

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