(ZENIT – 12 sept. 2017).- «La verdadera esclavitud es no saber amar»: En la audiencia general, celebrada esta mañana, fiesta del Dulce Nombre de María, el Papa Francisco ha continuado su reflexión sobre el tercer mandamiento, en el que se pide observar el día de reposo.
Siguiendo así el ciclo de catequesis sobre los mandamientos de la Iglesia, Francisco ha explicado que a diferencia del Éxodo, el libro del Deuteronomio establece este mandamiento para que el esclavo pueda también descansar y celebrar así el recuerdo de la Pascua de liberación; es decir, conmemora el final de la esclavitud ya que los esclavos por definición no pueden descansar.
La esclavitud más fuerte
En este sentido, el Pontífice ha revelado que hay muchos tipos de esclavitud: «fruto de opresiones, violencias e injusticias; y también prisiones interiores, como los tormentos, los complejos o los obstáculos psicológicos» pero ha advertido de que «hay una esclavitud que es más fuerte que cualquier otra: la del propio yo».
El “ego” puede convertirse en un verdugo que tortura constantemente al hombre –ha aclarado el Santo Padre–, procurándole la más profunda de las opresiones que es el “pecado”. Y ha puntualizado que «la verdadera esclavitud es la de no saber amar».
En Cristo, el hombre encuentra el «descanso de la misericordia y de la verdad» que lo hace libre. El tercer mandamiento es «una profecía de Nuestro Señor Jesucristo», que «rompe las cadenas interiores» del pecado y hace al hombre «capaz de amar», ha señalado Francisco.
«No hay descanso para quien vive de la gula y de la lujuria; el ansia de poseer destruye al avaro, el fuego de la ira y la carcoma de la envidia corroen las relaciones; y el egocentrismo del soberbio lo aísla y aleja de los demás» ha apuntado el Papa.
Audiencia general, 12 sept. 2018 © Vatican Media
Audiencia general: "La verdadera esclavitud es la de no saber amar"
Resumen de la catequesis en español