(ZENIT – 15 sept. 2018).- Francisco ha visitado la Casa de la Misión “Esperanza y Caridad”, en Palermo, a las 13:30 horas, donde se ha encontrado con algunos hermanos acogidos en este hogar y ha almorzado con los invitados de la estructura y una representación de prisioneros e inmigrantes.
Esta visita está enmarcada en el 25º aniversario del martirio del Beato Pino Puglisi, un “padre” para todos aquellos jóvenes que han intentado arrancar del crimen de la calle y por eso fue asesinado por la mafia en 1993, narra ‘Alfa y Omega’.
160 pobres, migrantes, ex detenidos y voluntarios esperaron con emoción la llegada del Papa Francisco a la “Misión Esperanza y Caridad” fundada por el misionero italiano Biagio Conte, para tratar de responder a las dramáticas situaciones de pobreza y marginación de su natal Palermo.
Esto ha sido un importante momento de comunión del Papa con los huéspedes de la Misión, que además hospeda a otras 1.300 personas que fuera del comedor, almorzaron, al mismo tiempo, con el Santo Padre.
Fomentar la caridad evangélica
En este contexto, el Papa ha subrayado en Palermo la importancia de “fomentar la caridad evangélica, la solidaridad y la preocupación fraterna en las parroquias y comunidades, evitando la tentación mundana del vivir tranquilos, de pasarla bien sin preocuparse de la necesidad de los demás”.
Así, el Pontífice alienta a continuar el servicio eclesial, expresado “en obras concretas: centros de escucha de Caritas, comedores y refugios para los hermanos y hermanas más desdichados, estructuras para albergar a Jesús, refugiado y perdido, y casas de amor para los ancianos, a menudo solos y desanimados”.
Biagio Conte, fundador
La Misión “Esperanza y Caridad” fue fundada por el italiano Biagio Conte, junto a su pequeña comunidad de consagrados y al salesiano Pino Vitrano. Se trata de una obra de caridad dirigida a los más excluidos de la sociedad.
En su ciudad de origen, Palermo, y en el resto de Sicilia, Biagio Conte es considerado un santo que acompaña a los más pobres y desamparados.
En el mes mayo de 1990 decidió abandonar su casa de Palermo, sus amigos, sus comodidades y fiestas, y se marcha con lo puesto a vivir a los montes de la Madonia siciliana. «Lo tenía todo pero nunca estaba contento», declaró de sí mismo. En esos bosques trabajó como pastor, y comenzó una vida pobre y ascética, de búsqueda de respuestas.
Después de diversos e interesantes encuentros humanos, descubrió su camino vocacional en la persona de san Francisco, tras su fugaz estancia en el monasterio franciscano de San Bernardo de Corleone.
El Papa comparte el almuerzo con las personas acogidas en la Misión 'Esperanza y Caridad' © Vatican Media
Palermo: Francisco almuerza en la Misión 'Esperanza y Caridad'
Con prisioneros e inmigrantes