(ZENIT – 16 agosto 2019).- 800 personas se reunirán en el valle de Schoenstatt entre el viernes 16 y el domingo 18 de agosto para celebrar los cien años de la fundación de la Federación Apostólica de Schoenstatt. El Movimiento de Schoenstatt había sido fundado cinco años antes, el 18 de octubre de 1914, en la capillita que se encuentra en el valle mencionado, y que pertenecía a los padres palotinos.
Ese día, el P. José Kentenich selló, junto a jóvenes seminaristas, todos palotinos, una alianza de amor con María, por medio de la cual le ofrecían a la Virgen una seria aspiración a la santidad, en la autoeducación, para forjar en sí mismos personalidades libres, recias y apostólicas. A la vez, le pidieron a María que se estableciera en la capillita, derramando sus gracias. Se trató de una entrega mutua de corazones. Este acto caló muy profundamente en los muchachos, quienes fueron pronto enviados a la guerra.
Se podría suponer que un grupo incipiente de muchachos, viviendo por cuatro años entre bombas y granadas, no tendría chances de subsistir. Pero durante la guerra, estos jóvenes se sintieron cobijados por María en la lejana capillita, compartieron sus propósitos espirituales y comunitarios a través de cartas, y eran guiados por el P. Kentenich también por intercambio epistolar. Al finalizar la guerra, regresaron a Schoenstatt con un gran entusiasmo, que habían sabido compartir con otros muchachos.
Schoenstatt en salida
Fue así que decidieron tener una jornada comunitaria en Hoerde, Dortmund, donde el 20 de agosto de 1919, esos jóvenes que se habían sumado al espíritu de la alianza de amor con María en la capillita, fundaron lo que denominaron Federación Apostólica de Schoenstatt. O sea, a partir de ahora, Schoenstatt ya no estaría restringido a seminaristas palotinos, sino que se abría al mundo. Los muchachos mismos desarrollaron los lineamientos básicos de esta fundación. El P. Kentenich decidió no asistir al encuentro, porque quería estar atento a los signos de Dios. Quería estar seguro de que no se tratara de su propia voluntad. Si los jóvenes avanzaban en la fundación de este “Schoenstatt externo” y tomaban el liderazgo, significaría para él un signo importante de que Dios estaba detrás de los acontecimientos.
Comunidades en libertad
Pronto iban llegando más personas al santuario, a recibir las gracias de María, a entregarle el corazón y de esa forma, encontrando la misión de vida. Fueron surgiendo así diversas comunidades, como la Federación de Señoras en 1920 y las Hermanas de María, en 1926. No le costó mucho al P. Kentenich percatarse de que la aspiración a la santidad, la entrega magnánima y el cumplimiento de la misión personal se alcanzan especialmente desde la libertad interior y la motivación que genera el crecimiento espiritual, en un arraigo vital y profundo al mundo de Dios, a través de la figura maternal de María. Por esta razón, no fundó una orden, sino institutos seculares, federaciones, ligas.
Con las Hermanas de María, creó una comunidad adelantada a su tiempo. La idea era que fueran mujeres consagradas a Dios, que vivan la pobreza, la obediencia y la virginidad, pero no se comprometan a través de votos; y con miembros que compartan la comunidad, pero que también puedan vivir en medio del mundo. Esta concepción fue nueva para la Iglesia, y recién encontró un cauce institucional cuando Pío XII promulgó en 1947 la constitución apostólica Provida Mater Ecclesia, dándole un marco legal a la comunidad de las Hermanas, como instituto secular. En base a esta rica experiencia, el P. Kentenich fundó otros institutos seculares: de los Padres de Schoenstatt, de los Sacerdotes Diocesanos, de la Obra de las Familias (matrimonios), de las Señoras de Schoenstatt y de los Hermanos de María. Las comunidades en Schoenstatt son independientes unas de otras y se coordinan a través de la Presidencia General, compuesta por representantes de las mismas.
Importancia de las corrientes de vida
Suena llamativo que un movimiento de origen alemán, fundado hace poco más de un siglo, donde las estructuras, la rigidez y la perfección externa dominaban la cultura, tenga como valores fundamentales la libertad del individuo y las corrientes de vida dentro de las comunidades. El P. Kentenich lo explica de la siguiente manera: “El torrente de espíritu y vida ha sido simplemente la gran potencia en la historia de la familia de Schoenstatt. La organización frente a él, está situada tan fuertemente en un segundo plano, que casi desaparece.” Sin duda todas las comunidades tienen su estructura, y con mucha claridad, pero el fundador acentúa aquí la importancia de la vida, de la presencia de Dios que se expresa a través de la comunidad, de las corrientes de vida.
El P. Kentenich expresó la interacción entre la vida comunitaria y la autoridad, de la siguiente manera: “En principio, autoritativo, en la práctica, democrático”. Significa que hay una autoridad en cada comunidad, pero que la misma se ejerce dándole una gran importancia a la voz de Dios que se expresa en la comunidad.
Un sistema pedagógico profético
Al P. Kentenich, como educador, filósofo, teólogo, le gustaba plasmar realidades que iba descubriendo, en leyes simples y claras. Lo hacía con principios teológicos, procesos sicológicos, pedagógicos, etc. Observaba, cotejaba, discernía y concluía. Uno de sus principios pedagógicos reza: “Libertad, tanto cuanto sea posible. Vínculos obligatorios, los necesarios. Y por sobre todo, el máximo cultivo del espíritu posible”. Con estos principios, educó a su familia de Schoenstatt en la libertad interior, con una motivación que debe surgir, no desde el cumplimiento ciego de responsabilidades, sino desde el alma, desde la magnanimidad, a aspirar a los más grandes ideales. A la vez, le dio mucha importancia a los procesos orgánicos de crecimiento, que deben tener en cuenta la aceptación de limitaciones y el progreso lento y seguro en la superación personal, para que sea auténtico y fructífero.
Celebraciones en Schoenstatt
Las celebraciones por los cien años de la Jornada de Hoerde, a través de la cual Schoenstatt se lanza al mundo, comenzarán mañana viernes y culminarán el domingo próximo, en torno al Santuario Original, la pequeña capilla desde donde surgió Schoenstatt. Se trata de asumir el desafío de hacer viva la herencia del fundador, P. José Kentenich, desde una vida renovada en María, que impulsa a transformar los corazones de todos los hombres y mujeres, desde el crecimiento espiritual y el compromiso social con el mundo.
Transcribimos aquí las diversas actividades que serán transmitidas online por Schoenstatt TV. Se consigna la hora local, en Alemania: Viernes 19:30 horas: “Te esperaba”; Sábado 9:30 horas: “Ya están ardiendo vuestros corazones”, 14:45 horas: “¡Nosotros, no yo!”; Domingo: 9:30 horas: “Úsanos según tu voluntad”, 14 horas: “Ustedes todos comparten mi carisma”. Los títulos de las diversas conferencias constituyen frases del P. Kentenich. Se podrá acceder a la transmisión a través de www.schoenstatt-tv.de. Más información puede recabarse en www.hoerde2019.org.