(ZENIT – 13 sept. 2019).- «Voy a volver a África. Ya lo dije en otro viaje, hay un lema en el inconsciente colectivo: Hay que explotar a África. Nunca pensamos: Europa debe ser explotada. Debemos liberar a la humanidad de este inconsciente colectivo», denunció el Papa Francisco en su vuelo de vuelta de Mozambique, Madagascar y Mauricio, el pasado martes, 10 de septiembre de 2019.
«El punto más fuerte de la explotación es el medio ambiente, con la deforestación, la destrucción de la biodiversidad», afirmó. «En todas partes, cuando se toma la responsabilidad sociopolítica como un beneficio personal, se explotan los valores, la naturaleza y las personas».
El Pontífice respondió así a la pregunta de una periodista española sobre la responsabilidad de los gobiernos para proteger la Amazonía y las zonas verdes del mundo.
«¿Los gobernantes lo están haciendo todo? Algunos más, otros menos», respondió Francisco. «Es cierto que hay una palabra que debo decir y que se encuentra en el corazón de la explotación medioambiental».
Esta es la respuesta completa del Papa Francisco:
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Respuesta del Papa
«Voy a volver a África. Ya lo dije en otro viaje, hay un lema en el inconsciente colectivo: hay que explotar a África. Nunca pensamos: Europa debe ser explotada. Debemos liberar a la humanidad de este inconsciente colectivo. El punto más fuerte de la explotación es el medio ambiente, con la deforestación, la destrucción de la biodiversidad. Hace un par de meses recibí a los capellanes del mar y en la audiencia había siete jóvenes pescadores pescando en un barco que no era más largo que este avión. Estaban pescando con medios mecánicos como nosotros ahora, un poco aventureros. Me dijeron: en pocos meses tomamos 6 toneladas de plástico… En el Vaticano prohibimos el plástico, estamos en este trabajo. Esto es sólo una realidad de los mares. La intención de la oración de este mes es precisamente la protección de los océanos, que también nos dan el oxígeno que respiramos. Luego están los pulmones grandes, en África Central, toda el área amazónica, y luego otros más pequeños. Debemos defender la ecología, la biodiversidad, que es nuestra vida, defender el oxígeno, que es nuestra vida.
Me reconforta que son los jóvenes los que llevan adelante esta lucha, los que tienen una gran conciencia y dicen: ¡El futuro es nuestro, con el tuyo haz lo que quieras, pero no con el nuestro! Creo que haber alcanzado el acuerdo de París fue un buen paso adelante, y luego los demás también…. Son reuniones que nos ayudan a tomar conciencia. Pero el verano pasado, cuando vi esa foto del barco que navegaba en el Polo Norte como si nada hubiera pasado, sentí angustia, y hace poco tiempo todos vimos la fotografía del simbólico acto funerario de ese glaciar que ya no estaba en Groenlandia. … Todo esto sucede apresuradamente, debemos tomar conciencia de ello empezando por las cosas pequeñas. ¿Los gobernantes lo están haciendo todo? Algunos más, otros menos. Es cierto que hay una palabra que debo decir y que se encuentra en el corazón de la explotación medioambiental. Me conmovió el artículo del Mensajero de Franca (Giansoldati, ed.), que no escatimó palabras y habló de maniobras destructivas y de rapacidad, y esto no sólo en África, sino también en nuestras ciudades, en nuestras civilizaciones. Y la mala palabra es corrupción: necesito hacer esto y para hacerlo tengo que deforestar y necesito el permiso del gobierno o del gobierno provincial. Me dirijo a la persona encargada -y aquí repito literalmente lo que me dijo un empresario español- y la pregunta que oímos cuando queremos que se apruebe el proyecto es, descaradamente, «¿Cuánto por mí? Esto es lo que sucede en África, América Latina y también en Europa. En todas partes, cuando se toma la responsabilidad sociopolítica como un beneficio personal, se explotan los valores, la naturaleza y las personas. África debe ser explotada…. Pero pensemos en tantos trabajadores que son explotados en nuestras sociedades; tenemos al caporal en Europa, los africanos no lo inventaron. A la criada se le paga un tercio de lo que se debe, los africanos no lo inventaron; las mujeres engañadas y explotadas para la prostitución en el centro de nuestras ciudades, los africanos no lo inventaron. Aquí también existe esta explotación, no sólo medioambiental, sino también humana. Y esto se debe a la corrupción. Y cuando la corrupción está dentro del corazón, preparémonos, porque llega de todo.
(Transcripción no oficial de Alessandro De Carolis y Andrea Tornielli)