(ZENIT – 11 nov. 2019).- “Estamos de acuerdo todos en proponer a la Asamblea Nacional de Bolivia una solución constitucional y pacífica para tener en breve un presidente constitucional con el encargo de formar un nuevo tribunal electoral y conducirnos a nuevas elecciones (…)”.
Esta es la propuesta realizada por los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana, los representantes de Comunidad Ciudadana, de los comités cívicos del país y del Comité Nacional de Defensa de la Democracia (CONADE).
Todos ellos se reunieron ayer, 10 de noviembre de 2019, para dialogar sobre la situación del país tras la renuncia del presidente Evo Morales y la violencia registrada en Bolivia.
Renuncia de Evo Morales
Efectivamente, durante la tarde de ayer domingo, Evo Morales anunció, a través de una conferencia de prensa, su salida del gobierno junto a su vicepresidente, Álvaro García Linera.
Según indica Vatican News, la renuncia de Morales es resultado de una serie de eventos acaecidos tras la publicación del informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que en un reporte preliminar aseguró que en los resultados de las elecciones del pasado 20 de octubre era “improbable estadísticamente” que Morales ganase los comicios electorales, tal y como él afirmaba.
Tras la publicación de este informe, el presidente Morales anunció en la mañana del domingo la convocatoria de nuevas elecciones generales y la renovación del Tribunal Supremo Electoral. No obstante, las presiones policiales, militares y cívicas le obligaron finalmente a dimitir.
De acuerdo al citado medio vaticano, la OEA también comunicó que en las próximas horas la Asamblea Nacional de Bolivia establecerá los procedimientos para la renovación del Tribunal Supremo Electoral.
Declaración conjunta
Así, tras la dimisión del presidente, los miembros del episcopado boliviano, junto a los representantes de de Comunidad Ciudadana, de los comités cívicos del país y del CONADE se encontraron para hablar sobre la crisis en el país y difundieron una declaración conjunta.
A lo largo de la misma, en primer lugar, se expone a los ciudadanos y a la comunidad internacional que lo ocurrido en Bolivia “no es un golpe de estado”.
Defender “la vida y la paz”
Después, realizan un llamamiento a los bolivianos a “no cometer actos vandálicos, ni de revancha, ni nada de lo que podamos arrepentirnos”, recordando la “grave obligación” de defender la vida de todos y exhortando a cesar las acciones de violencia y preservar “la vida y la paz” con el “espíritu pacífico que ha reinado en el pueblo en este tiempo”.
También se dirigen a la Policía Nacional y a las Fuerzas Armadas de la nación, pidiéndoles para que cumplan “con su rol constitucional de defensa de la propiedad y de las personas, preservando la vida y la libertad de todos”.