(zenit – 10 febrero 2020).- El pasado sábado, 8 de febrero de 2020, el Santo Padre recibió en audiencia a Volodymyr Zelenskyy, presidente de Ucrania.
Posteriormente, el presidente Zelenskyy se reunió con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, acompañado por Mons. Paul Richard Gallagher, secretario de Relaciones con los Estados.
Así lo comunicó, a través de un comunicado, la Oficina de Prensa de la Santa Sede en la fecha señalada.
Situación humanitaria y paz
De acuerdo al citado comunicado, las conversaciones en la Secretaría de Estado se dedicaron principalmente “a la situación humanitaria y a la búsqueda de la paz en el contexto del conflicto que, desde 2014, sigue afectando a Ucrania”.
Respecto a ello, ambas partes comparten la esperanza en que “todas las partes interesadas mostraran la máxima sensibilidad a las necesidades de la población, la primera víctima de la violencia, así como compromiso y coherencia en el diálogo”.
También se examinaron cuestiones relativas a la cooperación bilateral y la contribución de la Iglesia Católica, presente en el país en diversos ritos.
Crisis humanitaria
Ucrania sufre una grave crisis sociopolítica desde hace más de 5 años, provocado por el conflicto en sus regiones orientales. Esta situación constituye “la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”, declaró su beatitud Svjatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kiev-Halyč, el pasado mes de septiembre de 2019, tras la clausura del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana.
En este contexto, Shevchuk apuntó también que “una visita del Papa Francisco al país realmente podría poner fin a la guerra” y señaló que el Sínodo habló sobre ello en Roma con el cardenal Pietro Parolin, teniendo en cuenta las “condiciones” para realizarla y la sensibilidad “de la mayor Iglesia en Ucrania, la de Moscú”.
Solución diplomática
Ucrania es un “gran país”, continuó el arzobispo, pero “es el más pobre de Europa”, que además corre el riesgo de una catástrofe ecológica precisamente a causa de las armas: una realidad que implica, por tanto, “las tres sensibilidades del Papa”: la de los pobres, la de la defensa de la Creación y la de la paz”.
Hoy , continuó, “el mundo entero busca una solución diplomática a la guerra” porque la militar “no existe”. Y añadió: “Estamos felices por el reciente intercambio de prisioneros entre Rusia y Ucrania, definido por la OTAN como un paso en la dirección correcta hacia la reconciliación”.
El Papa Francisco, por su parte, alabó este intercambio de prisioneros “tan esperado” en el Ángelus del 15 de septiembre que presidió en la plaza de San Pedro: “Me alegro por las personas liberadas, que han podido abrazar a sus seres queridos nuevamente”, expresó, y aseguró sus oraciones “por un rápido final del conflicto y por una paz duradera en el este de Ucrania”.