(zenit – 17 mayo 2020).- “COVID-19, crisis alimentaria y ecología integral: la acción de la Iglesia”: una conferencia de prensa sobre este tema en streaming, desde el Vaticano, este sábado 16 de mayo de 2020, el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio Integral de Desarrollo Humano, Mons. Bruno-Marie Duffé, secretario, y el Padre Augusto Zampini-Davies, secretario asistente, y Aloysius John, secretario general de Caritas Internationalis, en primera línea, informa Vatican News.
Aloysius John hizo un llamamiento a la comunidad internacional, haciendo hincapié en tres requisitos: poner fin a las sanciones económicas, cancelar la deuda, ayudar a los países en dificultades. Concretamente, recomendó “la eliminación de las sanciones económicas contra Irán, Líbano, Siria, Libia y Venezuela, para garantizar la ayuda a las poblaciones afectadas y que Caritas, a través de la Iglesia, pueda continuar desempeñando su papel de apoyo a los pobres y más vulnerables; la cancelación de deuda para los países más pobres o al menos la cancelación de pagos de intereses de la deuda para el 2020; una ayuda internacional a los países necesitados sin riesgo de desvío para otros fines”.
Aloysius John dijo que Caritas Internationalis “trabaja en estrecha colaboración con el dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral”, de acuerdo con el llamamiento del Papa Francisco.
En términos concretos, se creó un fondo especial COVID-19 para ayudar a 7,8 millones de personas en 14 países, incluidos Ecuador, India, Palestina, Bangladesh, Líbano y Burkina Faso.
Pero indicó la escasez: “Todavía faltan recursos para ayudar a 840,000 personas adicionales”.
Presentó esta evaluación: “Hasta ahora, se han recibido 32 proyectos y 14 ya han sido aprobados y financiados. Todos los demás proyectos aprobados serán financiados cuando las contribuciones adicionales lo permitan. Gracias a estos proyectos, muchas familias reciben una ayuda alimentaria básica, kits de higiene, artículos como jabón, pañales y asistencia en efectivo para subsidiar el alquiler y otras necesidades urgentes”.
Para el cardenal Turkson, “la pandemia de COVID-19 no es solo una crisis de salud, ha cambiado radicalmente varios aspectos de la existencia humana, desde la economía hasta los estilos de vida, desde la seguridad alimentaria hasta la investigación, de la política al papel de la inteligencia artificial”.
Pero, sobre todo, para el cardenal ghanés, la pandemia constituye “una oportunidad que no debe perderse para imaginar un futuro mejor”. Por eso con el apoyo del Papa Francisco, su dicasterio ha establecido una “Comisión del Vaticano COVID-19”, con la colaboración de Caritas Internationalis y otros dicasterios de la curia romana. Su misión es estudiar el impacto de esta crisis de salud en todo el mundo. Se basa en cinco grupos de trabajo, establecidos durante al menos un año, en colaboración con las iglesias locales, para ofrecer “reflexiones y respuestas creíbles al mundo pospandémico”.
Para el obispo Duffé, la crisis está teniendo efectos sociales, políticos, económicos e individuales: “Hoy estamos redescubriendo que la salud y la solidaridad son condiciones y pilares esenciales de nuestra economía”.
La misión de la comisión y de las iglesias locales será “escuchar y apoyar a las personas en su sufrimiento”, pero también “ofrecer una reflexión sobre el vínculo entre las dimensiones sanitarias, ecológicas, económicas y sociales de la crisis, porque todo está vinculado”, “para apoyar nuevas opciones para el cuidado de la naturaleza, la biodiversidad y el hombre”, y “para ofrecer esperanza, porque creemos, como nos dijo Jesucristo, que la vida es más fuerte que la muerte”.
Para p. Augusto Zampini-Davies, la crisis alimentaria se ha exacerbado por la pandemia: “Las consecuencias sociales y económicas están aumentando de manera desproporcionada e incluso catastrófica”.
Menciona en particular los “370 millones de niños que corren el riesgo de perder sus comidas escolares” debido al “cierre de escuelas y problemas climáticos, que continúan interrumpiendo la producción agrícola y de alimentos”.
Sobre todo, cree que es urgente un cambio de rumbo: “Como nos recuerda Laudato si ‘, es hora de proceder con una conversión ecológica profunda y global que pueda inspirarnos más creatividad y entusiasmo”.
Una de las decisiones esenciales sería “no saquear los recursos que tenemos, así como apoyar las políticas que responden a la emergencia climática”, solicitando la contribución de cada ciudadano y “comenzar a cambiar nuestra dieta, comiendo alimentos de temporada y evitando productos altamente contaminantes. La COVID-19 ha demostrado que no necesitamos tanto como pensamos. Podemos ser más con menos”.