(zenit – 20 mayo 2020)-. Hoy se cumple el 38º Aniversario del Consejo Pontificio de la Cultura, creado el 20 de mayo de 1982 por el papa Juan Pablo II para “fomentar las relaciones entre la Santa Sede y el mundo de la cultura”.
De acuerdo a su web oficial, el Consejo Pontificio de la Cultura constituye un secretariado (dicasterio) de la Santa Sede dirigido por un presidente que se encarga de coordinar y supervisar el trabajo diario de un equipo de unas veinte personas. En la actualidad quien ostenta este cargo es el cardenal Gianfranco Ravasi.
Estructura
Los miembros del Consejo, cardenales, obispos, sacerdotes y laicos, son personalidades importantes de la vida cultural de la Iglesia, nombrados por el Papa durante cinco años. En su labor, ayudan al presidente a identificar los principales desafíos culturales de la Iglesia y a establecer las grandes líneas de trabajo del dicasterio.
El dicasterio cuenta con un grupo de consultores nombrados por el Santo Padre que colaboran también en el estudio de cuestiones especialmente importantes. A ellos se les puede solicitar su opinión, bien individualmente, bien convocados en reuniones específicas, para tratar determinadas cuestiones.
Por último, la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio de la Cultura tiene lugar al menos una vez cada tres años y su objetivo es evaluar y planificar los programas que después el presidente con sus colaboradores se encargan de poner en práctica. Igualmente, recoge experiencias e ideas sobre las diversas situaciones culturales del mundo contemporáneo.
Origen y evolución
El origen del Consejo Pontificio de la Cultura se encuentra en el Concilio Vaticano II, que destacó la importancia fundamental de la cultura para el pleno desarrollo del hombre, los vínculos que existen entre el mensaje del Evangelio y la cultura,y el mutuo enriquecimiento entre la Iglesia y las culturas en la comunión histórica con las diversas civilizaciones (Gaudium et Spes, 53-62).
Inspirado por esta visión, Pablo VI creó el Secretariado para los no Creyentes el 9 de abril de 1965, denominado en 1988 Consejo Pontificio para el Diálogo con los no Creyentes.
Retomando la herencia del Concilio Ecuménico Vaticano II, de Pablo VI y del Sínodo de los Obispos, Juan Pablo II creó en 1982 el Consejo Pontificio para la Cultura (Carta autógrafa al Cardenal Secretario de Estado, 20 mayo 1982).
Después, a través de la Constitución Pastor Bonus de 1988, pasó a denominarse Consejo Pontificio de la Cultura. Con la nueva situación creada tras la desaparición de los regímenes comunistas en Europa, y con la Carta Apostólica en forma de Motu proprio Inde a Pontificatus, del 25 de marzo de 1993, Juan Pablo II unió el Consejo Pontificio para el Diálogo con los No-creyentes con el Consejo Pontificio para la Cultura, para formar un único organismo denominado Consejo Pontificio de la Cultura.
El 30 de julio de 2012, el Papa Benedicto XVI con el Motu proprio Pulchritudinis Fidei agregó al Consejo la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales de la Iglesia.
Actividades del Consejo
La actividad ordinaria de este secretariado tiene que ver con la labor cotidiana de los departamentos que lo componen: correspondencia con la Iglesia universal y con el mundo de la cultura, preparar instrucciones para los nuncios apostólicos, informes sobre publicaciones, corrientes y tendencias culturales, sobre todo a partir de las relaciones quinquenales preparadas por las diócesis.
También se ocupa de la acogida a los visitantes: los obispos que llegan a Roma con motivo de las visitas ad limina, otros grupos de visitantes (sacerdotes, religiosos y religiosas, directores de centros culturales, etc.) o representantes del mundo de la cultura, delegaciones oficiales de ministerios e instituciones de este ámbito.
Además, el dicasterio organiza coloquios, jornadas de estudio, reuniones, y encuentros, y participa asiduamente en lencuentros promovidos por otros organismos, de nivel regional, nacional o internacional.
Contactos y publicaciones
Por otro lado, el consejo mantiene contactos con los demás dicasterios de la Curia Romana, con las conferencias episcopales, con las iglesias locales, con las legaciones pontificias ante los estados, con la UNESCO y otros organismos internacionales no gubernamentales y publica la revista trimestral Culturas y Fe, con artículos y noticias en español, francés, inglés e italiano.
Asimismo, desde él se publican diversos libros y opúsculos a propósito de los diversos aspectos del encuentro del Evangelio con las culturas y del diálogo intercultural, así como igualmente las actas de los congresos que celebra.