La Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) reúne desde hace diez años a casi veinte expertos de España, Portugal y toda América Latina. El 26 de diciembre de este año cumplen diez años de existencia y trabajo, siendo la única organización de esta zona que agrupa a los expertos católicos en el tema y que se ha transformado en un referente para los católicos de habla hispana, particularmente para varias Conferencias Episcopales.
Con ocasión de varias actividades que realizan, Zenit entrevistó al padre Luis Santamaría del Río, sacerdote de la diócesis de Zamora (España), uno de los miembros fundadores de la RIES y su secretario para España y Portugal.
Usted que ha estudiado en detalle el Magisterio de la Iglesia sobre el tema sectas, ¿podría decirnos si sigue siendo un tema que preocupe mucho a los obispos o ha cambiado?
— Padre Santamaría: Los pastores de la Iglesia tienen que atender a muchos frentes, y por ello no podemos esperar que hablen mucho sobre este tema. Sin embargo, desde mi tarea de coordinación y redacción del boletín electrónico Info-RIES voy viendo cómo diversos obispos latinoamericanos continúan preocupados por el fenómeno sectario y de la nueva religiosidad, sobre todo saliendo al paso de situaciones particulares que viven en sus diócesis.
También la Santa Sede, con un rico Magisterio sobre este asunto, al que se denomina “desafío”, continúa observando la realidad de las sectas. El último ejemplo lo podemos ver en la presentación que hizo hace unos días el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cardenal Fernando Filoni, sobre la situación actual de las misiones de la Iglesia católica. Entre las siete prioridades para la acción evangelizadora está el desafío de las sectas, que llegan tanto a las ciudades como a los pueblos, y que “avanzan sobre la poca consistencia de la fe de los bautizados”.
Eso sí: hay un movimiento muy interesante en la preocupación episcopal por las sectas, y que se trata de un claro desplazamiento geográfico: si en las décadas pasadas eran los obispos de Iberoamérica los que más expresaban su inquietud, ahora son los prelados africanos los que más alertan sobre este desafío, tal como quedó de manifiesto en el Sínodo sobre la nueva evangelización del año 2012.
¿Cuáles son las sectas que más crecen y cuáles las que más le preocupan?
— Padre Santamaría: En una mirada global podríamos decir que el proceso de secularización afecta también al mundo de las sectas, y las que se presentan con una estructura y un mensaje más “religiosos” están en retroceso o, al menos, no avanzan con la velocidad con la que lo hacían antes. Aunque esto se da con más fuerza en las sociedades occidentales, y no tanto en culturas como la latinoamericana o la africana.
Lo que sí crece claramente, sobre todo en Occidente, pero también en gran medida en el resto del mundo, es toda la nueva religiosidad difusa en torno a la Nueva Era (New Age), meditación, pseudoterapias, energías, sanación, bienestar y autoayuda, etc. Todo aquello que se presenta como “espiritual pero no religioso”. Y lo que más nos preocupa a muchos que nos dedicamos a estudiar este tema es la difusión vertiginosa de propuestas holísticas de sanación que acaban provocando que algunas personas en situaciones muy delicadas de salud abandonen sus tratamientos médicos para seguir los dictados de un gurú que las manipula tras haber generado una relación de dependencia personal y doctrinal.
¿Qué cree que se debería hacer en cada diócesis para hacer frente a este fenómeno?
— Padre Santamaría: Sin ir a cosas muy particulares, lo más importante y básico es que se realice de verdad una nueva evangelización. A este respecto, el Magisterio de los Papas y de los dicasterios del Vaticano es claro: la mejor respuesta que puede dar la Iglesia –y esto vale para todas las diócesis en concreto– es ser fiel a su identidad y ofrecer la buena noticia de la salvación de Cristo a cada persona. Por ello han de cuidarse aspectos fundamentales como el sentido comunitario de las parroquias, la formación de todos los católicos (clero, consagrados, agentes pastorales, pueblo), la experiencia fuerte de oración y encuentro con Dios, el afán apostólico y misionero, etc.
Sabiendo que esto que acabo de decir es lo más importante, no hay que olvidar una formación básica en torno al fenómeno de las sectas, que incluya un conocimiento general de las mismas, una percepción de su situación en el propio territorio y unas herramientas apologéticas para el diálogo y la confrontación misionera. Junto a esto, sería apropiado contar con personas que puedan hacer un acompañamiento psicológico y pastoral de las víctimas de las sectas y de las familias afectadas, quizás aprovechando el buen trabajo que realizan los Centros de Orientación Familiar (COF) y otros servicios semejantes.
¿Se incluye el tema en la formación de los futuros sacerdotes?
— Padre Santamaría: Debería incluirse. De hecho, el Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, documento de la Santa Sede del año 2013 que orienta cómo deben vivir los sacerdotes, señala que “la proliferación de sectas y cultos nuevos, así como su difusión, también entre fieles católicos, constituye un particular desafío al ministerio pastoral”. Por ello, se dice, “el ministerio de los presbíteros ha de responder con prontitud e incisividad a la búsqueda de lo sagrado y, de modo especial, de la verdadera espiritualidad hoy emergente”. Algo que ya recogía de forma más breve san Juan Pablo II en la exhortación Pastores dabo vobis en 1992, precisamente sobre la formación de los sacerdotes.
Pero no he respondido a la pregunta de si “se incluye”. En la formación de los Seminarios se deben abarcar múltiples materias y en ocasiones el tema de las sectas no va más allá de lo explicado en la materia de Fenomenología e Historia de las Religiones. Sin embargo, algunas diócesis se preocupan de que sus futuros sacerdotes tengan una noción y unos criterios en torno a este tema. Sin ir más lejos, hace unos días he tenido una tertulia interesante sobre las sectas y la nueva religiosidad con el Seminario Mayor de una diócesis del norte de España, y la experiencia ha sido muy positiva.
Algunos hablan de la penetración de la Nueva Era dentro de la Iglesia. ¿Cómo ha de entenderse esa afirmación?
— Padre Santamaría: Se trata de una cuestión real, pero que no hay que leer en clave de “conspiraciones” o maniobras ocultas de realidades enemigas de la Iglesia, como a veces se hace, de manera equivocada en mi opinión. Es real, sí, porque la Nueva Era aparece como una espiritualidad difusa que, en principio, no chocaría con los principios cristianos. Y cuando un católico no tiene la suficiente experiencia de Dios y la suficiente formación, puede caer en el sincretismo, puede ser engañado por una realidad que aparentemente fortalece su fe pero que, en el fondo, la está vaciando y transformando en otra cosa.
Esta realidad que puede afectar a muchas personas, debido a la gran difusión cultural de la Nueva Era (a través de libros muy publicitados y leídos, música, cine o programas de televisión), se ve agravada cuando desde algunas instituciones o espacios ec
lesiales se da cabida y eco a propuestas de estas nuevas espiritualidades. Nos encontramos con frecuencia con parroquias, casas de retiros, hospederías monásticas o colegios católicos que albergan encuentros de grupos o terapias de la Nueva Era. A veces por ignorancia, a veces por complicidad, a veces por interés lucrativo… esto no debería hacerse bajo ningún concepto, porque no sólo se colabora con la difusión de algo que va contra la fe cristiana, sino que se le da legitimidad ante la gente.
En estos diez años de trabajo, ¿cuáles son las principales actividades que ustedes realizan tanto en España como en América Latina?
— Padre Santamaría: La principal labor es la que no se ve, que es la de coordinación entre los miembros de la RIES, presentes en varios países iberoamericanos. Estamos en contacto continuo para intercambiar información y ayudarnos con las consultas y las respectivas investigaciones. Junto a esto, algo que tampoco es muy visible es nuestra colaboración estrecha con diversas realidades eclesiales a las que asesoramos en torno al fenómeno de las sectas y la nueva religiosidad, elaborando los informes que nos piden (Santa Sede, conferencias episcopales y diócesis).
El trabajo más visible es el que pertenece al área informativa. Abarcamos varios medios con los que queremos llegar a mucha gente, dentro y fuera de la Iglesia, siendo fieles a nuestra vocación universal (eso significa “católica”, y somos católicos). En primer lugar, el boletín electrónico Info-RIES, que precisamente llega este mes a su número 400 (toda persona interesada puede suscribirse en www.ries-sectas.tk). En segundo lugar, dos blogs: http://info-ries.blogspot.com y http://infocatolica.com/blog/infories.php, además de las redes sociales Facebook y Twitter (@InfoRIES). Además producimos y colaboramos con contenidos en varios medios de comunicación.
Y también está el área de la ayuda y acompañamiento a víctimas de las sectas y a familias afectadas, gracias al trabajo de algunos psicólogos con los que contamos, o con personas que buscamos fuera de la RIES para que asesoren a las personas que nos piden ayuda. A medio plazo nos gustaría formar a más profesionales y agentes pastorales para que haya un mejor conocimiento de este tema y una red de personas que puedan ayudar cuando se den problemas de este tipo.
Para terminar, aprovecho para decirles a los lectores de Zenit que nuestro proyecto más a corto plazo, en torno al X aniversario de la RIES, es hacer una biblioteca y centro de documentación en España, para alentar el estudio y la investigación del fenómeno sectario. Muy pronto daremos buenas noticias sobre esto.
¿Cómo pueden comunicarse los pastores o los fieles con la RIES cuando tengan una necesidad concreta o una simple consulta?
— Padre Santamaría:Nos pueden escribir por correo electrónico a ries.secr@gmail.com (España y Portugal) o a ries.america@gmail.com (América).