El cardenal Lluís Martínez Sistach ha pedido este lunes que la Cumbre del Clima de París –que se celebrará del 30 de noviembre al 11 de diciembre– sirva para “superar los intereses nacionales” que los países sitúan por encima del bien común. Lo ha afirmado en una conferencia sobre la última carta encíclica del papa Francisco, que habla sobre el cuidado de la casa común, al tiempo que ha realizado un llamamiento a que las personas tomen conciencia y superen el individualismo.
En la intervención, que ha tenido lugar en la Ciudad Condal, el purpurado catalán ha reconocido que la situación de globalización actual tiene muchos intereses inmediatos que son “una inversión suicida” a largo plazo, con la que el entorno natural y el entorno humano se degradan juntos, ha subrayado.
El documento del Santo Padre propone una ecología integral, que el cardenal Martínez Sistach ha vinculado con la antropología y el humanismo, que deberían regir un cambio en la forma de vida humana “sin el que todas las conversiones económicas o geopolíticas serían insuficientes”.
En esta línea, el arzobispo emérito de Barcelona ha invitado a cambiar la mirada y el estilo de vida, ya que “el ritmo de malbaratamiento ha superado las posibilidades del mundo y solo puede terminar en catástrofe”, ante lo que hace falta convertir en sufrimiento personal lo que ocurre al mundo e ir a un estilo de vida más sobrio.
Cuando sus padres se casaron, la familia fue a vivir a una torre del barrio barcelonés del Guinardó, donde le inculcaron el hábito de racionar el agua que sacaban de un pozo, lo que lo lleva ahora a cerrar el grifo mientras se lava los dientes, ha confesado el propio purpurado. Por eso, ha propuesto hacer un buen uso del agua sin abusar.
También ha puesto de relieve la preocupación social del Pontífice, que en el texto de la Laudato si’ “se hace portavoz de los pobres y la naturaleza”, dos elementos relacionados por ejemplo con el problema del agua contaminada, que enferma a niños pobres, o la degradación de la biodiversidad, con la extinción de especies naturales debido a intereses privados.
Por otra parte, el cardenal Martínez Sistach se ha referido a las reacciones contrarias al Papa, como las preguntas de una prestigiosa revista internacional que se cuestionaba si Francisco es católico: “Tocar temas vivos tiene estos riesgos”, ha observado, y lo ha calificado de valiente y conocedor de la ciencia.
Finalmente, el administrador apostólico de Barcelona ha dicho que la encíclica, a pesar de todos los problemas que plantea, reconoce que los seres humanos, “capaces de degenerarse hasta el extremo, son también capaces de recuperarse y abrirse al bien”. Esto quiere decir que la humanidad tiene capacidad de colaborar, ha enfatizado.
Los expertos consultados por ZENIT han asegurado que hay razones para pensar que la inminente Conferencia de las Partes o COP21 de París, marcará un antes y un después en la lucha contra el cambio climático, gracias a la consecución de un compromiso vinculante y definitivo para la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera a partir del año 2020. Hasta esa fecha durará el aplazamiento que, desde la COP de Copenhague, se hizo al Protocolo de Kyoto, el cual marcaba un recorte en las emisiones de dióxido de carbono del 15 por ciento para los países firmantes con respecto a lo emitido en 1990.
Junto a sus socios de la UE, Francia, elegida como sede para la COP21, hará todo lo posible para que Europa conserve su puesto puntero en la lucha contra el cambio climático. En su discurso en la conferencia medioambiental de Polonia, el presidente François Hollande anunció que defenderá una posición ambiciosa, centrada en el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40 por ciento en 2030 y un 60 por ciento en 2040 –respecto a 1990–, en el marco de las próximas discusiones europeas. Otro objetivo es limitar el aumento de la temperatura global en menos de 2º C.
