Cuidados paliativos: una alternativa a la eutanasia

Manuel Zuní­n, Observatorio de Bioética Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir

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Afirma el estudio que “hoy en día, la eutanasia se ha convertido en una opción para las personas con enfermedades terminales, para morir con dignidad. Los cuidados paliativos en cambio buscan brindar a las personas con enfermedades terminales o crónicas la asistencia necesaria para que valoren lo que les resta de vida. El objetivo de este estudio es mostrar que los cuidados paliativos son una alternativa eficaz a la eutanasia para los enfermos terminales.”

El método seguido para el estudio fue examinar los casos de petición de eutanasia o suicidio asistido y entrevistar personalmente a pacientes con enfermedades terminales en las seis zonas geopolíticas de Nigeria en los últimos 24 meses, teniendo en cuenta los argumentos a favor y en contra expresadas por los interesados.”

Resultados. El estudio llevado a cabo muestra que la principal razón por la que se solicita la eutanasia y el suicidio asistido, es por no querer ser una carga para su familia y allegados o el temor de ser abandonados por estos.”

“En esta etapa, en que los tratamientos han resultado ineficaces, se trata de cuidar ya no de curar, una combinación de médicos, enfermeras y especialistas en cuidados paliativos, trabajadores sociales, terapeutas del masaje, farmacéuticos, nutricionistas, capellanes, entre otros, se dedicarán a mejorar la calidad de vida del paciente para que este no se sienta como una carga para su familia y amigos y perciba que la parte restante de su vida vale la pena ser vivida.”

“Conclusión. Los cuidados paliativos deben ser prioritarios en todas las Administraciones Públicas de todo el mundo para que los pacientes terminales o con enfermedades crónicas, puedan ser atendidos adecuadamente cuando se acercan al final de su vida. Si esto se logra los reclamos de la eutanasia y el suicidio quedarán superados.”

En ese sentido citamos, también, a una reconocida personalidad del ámbito de los cuidados paliativos, Marie de Hennezel, psicóloga francesa que trabaja en un centro para enfermos terminales y autora del libro La muerte íntima (Plaza & Janes), que afirmaba en una entrevista a El País (1-IV-96): «Creo que los enfermos que piden morir están demandando otra cosa. En primer lugar, preguntan si su vida todavía tiene valor para ti. ¿Mi enfermedad es una carga demasiado pesada para mis allegados? Hay una segunda clave: no pueden soportar su degradación física. La experiencia me demuestra que si se les atiende con ternura y con una mirada que les valorice, olvidan que están degradados. La tercera razón es el miedo al sufrimiento físico, pero los tratamientos contra el dolor permiten hoy ofrecer al enfermo tranquilidad a ese respecto».

Por otra parte, el Dr. Marcos Gómez Sancho, Jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos en un hospital de Las Palmas (España) afirma que «en cuidados paliativos, la eutanasia no es un problema. Hay enfermos que cuando acuden a vernos la primera vez, hablan de que quieren morir. Se trata siempre de personas que sufren un dolor intenso desde hace tiempo, que están agotadas y desmoralizadas (…) Una vez que se ha instaurado el tratamiento analgésico adecuado, se ha transmitido al paciente seguridad y se le ha garantizado que nunca va a estar solo y que le acompañaremos hasta el final, no vuelven a hablar de eutanasia» (Noticias Médicas, junio 1992).

Opiniones estas, que prevalecen entre los especialistas e instituciones nacionales y supranacionales dedicadas al cuidado de estos pacientes.

Sin duda, queda un tema pendiente, que en nuestra opinión, es relevante al final de la vida, la atención espiritual al paciente. Creemos que la Iglesia Católica, no solo por la cantidad de fieles que tiene en todo el mundo, sino también por ser una escuela de vida merece ser escuchada. Citamos a Benedicto XVI: «La verdadera respuesta no puede ser, de hecho, dar la muerte, aunque sea dulce, sino testimoniar el amor que ayuda a afrontar el dolor y la agonía de un modo humano. Estemos seguros: ninguna lágrima, ni de quien sufre, ni de quien les está cercano, se pierde ante Dios. Jesús sufrió y murió en la cruz por amor. De este modo, bien interpretado, ha dado sentido a nuestro sufrimiento, un sentido que muchos hombres y mujeres de todas las épocas han entendido y han hecho propio” (Ángelus, 1/1/2009).  

Observatorio de Bioética UCV

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Manuel Zunín

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