El papa Francisco recibió este jueves por la mañana, después de la misa en Santa Marta, al Comité Ejecutivo de la Cáritas internacional, el cual le presentó una campaña contra el hambre que se realizará próximanente.
El santo padre les dijo: “Ustedes son parte esencial de la Iglesia” porque “una Iglesia sin caridad no existe”. Por esto el papa les expresó su profundo agradecimiento y subrayó la doble dimensión: “de acción social en el significado amplio del término y otra dimensión mística, o sea puesta en el corazón de la Iglesia”.
“La Cáritas –dijo Francisco– es la caricia de la Iglesia a su pueblo, la caricia de la Madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía”. Añadió que la búsqueda de la verdad es una dimensión fundamental de la Iglesia, que después se debe transformar en catequesis o exégesis.
El papa también explicó cómo hay que entender el amor cristiano: los panes y peces que alimentaron a la multitud “no se multiplicaron. No, no es cierto, simplemente no terminaron”, porque multiplicase puede confundirse con una magia, dijo.
La crisis de hoy –precisó Francisco– no es solamente una crisis económica, cultural, o de fe. Es una crisis en la que el hombre sufre las consecuencias de la inestabilidad. “Hoy está el peligro el hombre, la persona humana. Está en peligro la carne de Cristo”. Porque, precisó, la persona enferma o marginada es la carne de Cristo y “el trabajo de la Cáritas sobre todo es darse cuenta de esto”.
Y al recordar un relato sobre la Torre de Babel, el papa señaló como los obreros acababan contando menos que los ladrillos que fabricaban, y “es lo que está sucediendo ahora”, con la existencia de “un desequilibrio en las inversiones financieras” y mientras se realizan “grandes reuniones internacionales” hay quien “se muere de hambre”.
Advirtió también: “Nuestra civilización en cambio de hacer crecer la creación para que el hombre sea más feliz y la mejor imagen de Dios” se instauró “la cultura del usa y tira: lo que no sirve se tira en la basura, los niños, los ancianos, y con la eutanasia que se está practicando”.
El papa le indicó a los dirigentes de la Cáritas la gran solicitud que debe tener la Iglesia en casos de necesidad. Hay momentos, dijo, en los cuales “simplemente es necesario neutralizar el mal”. Y si hay hambre hay de dar de comer, y si hay heridos hay que curarlos. Y curar “es la caricia de la Madre Iglesia”.Y recordó a San Juan Crisóstomo que reprendía: “Te preocupas de adornar la Iglesia y no el cuerpo de Cristo que tiene hambre”.
Y «se va mucho dinero en esto. Ojala se te vaya todo» dijo el papa, y en la óptica de este ojalá precisó «que tengamos que rematar las iglesias para dar de comer a los pobres».
El tercer punto abordado por el santo padre fue la promoción del evangelio: “Pienso a don Bosco, que había encontrado en su parroquia, en su tierra, en un momento de crisis, de gran pobreza a muchos jóvenes que vivían en la calle y tenían hambre” y comenzó “con la idea de la escuela de artes y oficios”.
El último tema tratado fue la espiritualidad de la Caritas. Su fundamento, dijo, “es donarse, salir de si mismos y estar al servicio continuo de las personas que viven en situaciones extremas”. Por ello es necesario, aseveró “ir a las periferias existenciales, ayudar y curar” y de otro llevar este sentimiento de ternura, “que más que un sentimiento es un valor”. Habló de una falsa seriedad que lleva a perder la perspectiva de la maternidad de la Iglesia y esta “es el núcleo al cual debe referirse la espiritualidad de la Cáritas”.
El papa concluyó recordando el drama de los refugiados, “Es necesario acompañarlos” dijo, y citó el millón o más de sirios desalojados hacia el Líbano. Y de existencia de gente explotada a quienes “le quitan el pasaporte y los hacen trabajar como esclavos”. Y reivindicó que ante todo esto debe existir “una gran presencia de ternura por parte de la Iglesia”.