Se llama Eric Whitacre y en 2010 logró un hecho hasta entonces nunca antes realizado: reunir un coro de 185 cantantes de 12 diferentes países. Dicho así no habría mucha novedad. La hazaña fue que el coro era virtual y que el medio utilizado fue Skype. Los más de 3.000 videos que pueblan hoy YouTube recuerdan un poco la proeza que, para 2012, logró congregar (desde sus propios ordenadores) a 3.746 cantantes de más de 70 países. Uno de los retos más recientes fue un concierto en vivo vía la web (puede conocerse la historia del coro virtual en este enlace).
La posibilidades de las diferentes plataformas de redes sociales están abiertas al ingenio de quienes desean aprovecharlas con las propias ideas de uso. El caso de Eric es emblemático pero en un ámbito propiamente confesional católico también han existido algunas iniciativas que han sabido exprimir Skype desde una óptica pastoral.
«Here2Pray International» (http://here2pray.com) nació en mayo de 2011 en México. Se trata de una comunidad de jóvenes que diariamente rezan el Rosario usando el sistema Free conference de Skype. Todos los días, a las 22:00 horas (horario de México) decenas de jóvenes de diferentes países se conectan para rezar aprovechando este medio. Al rezo del Rosario sigue una reflexión evangélica, una breve predicación en torno a la reflexión y se cierra el encuentro con dos canciones de adoración al Señor.
Si los fieles no pueden ir al predicador, por qué no traerlo por medio de Skype
Fue también en 2011 que un laico australiano, al constatar el vacío de formación en torno a la pastoral dirigida a adultos jóvenes, se dio a la tarea de querer llevar a Australia a sacerdotes que pudieran ayudar para cubrir esa necesidad. Pero invitar a un orador para viajar desde otro país, incluso desde otro lugar de Australia, suponía un enorme trabajo e inversión de dinero. Fue entonces que pensó: ¿por qué no traer la audiencia para que escuchen al predicador? Y así nacieron las sesiones de formación por Skype, una mezcla de talentos on line, como lo definió el mismo Andrew Devereux.
«El evento se inicia con una oración y cuando los invitados están sentados sólo se percibe una vela parpadeante puesta en una pequeña imagen de la Virgen de Guadalupe, y es cuando el orador en turno llama por Skype y hace su aparición en la pantalla de la televisión», explica Andrew. Después, los huéspedes pueden disfrutar de una pizza hecha en casa por Angela –la esposa de Andrew–, y una botella de vino tinto, para facilitar la «discusión del tema», comenta Andrew.
En marzo de 2012 comenzaron a tener de modo periódico las sesiones de formación ofrecidas por parte de sacerdotes que trabajan en Polonia, Irlanda y Estados Unidos. Y aunque no es una bilocación, los esfuerzos por medio de Skype están dando formación a jóvenes matrimonios australianos. Ciertamente la fe y la espiritualidad son temas importantes en esas sesiones, pero no son los únicos. Han sido invitados oradores de diversas realidades culturales para que el público pueda sentirse motivado a usar su talento para el arte y la cultura, así como para el crecimiento espiritual y para fomentar la evangelización.
«Podríamos decir que es una reminiscencia de las primeras comunidades cristianas», dice Andrew. «Y aunque san Pedro y san Pablo no tenían la tecnología que tenemos hoy en día, puede recrearse la misma intimidad para maximizar los efectos que el Espíritu Santo quiera realizar a través de nosotros, sus instrumentos».
En el Mensaje para la Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales 2013 Benedicto XVI recordaba que «muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia de comunidad o también de peregrinación, elementos importantes en el camino de fe». Como se puede notar, con un poco de ingenio, Skype también brinda estas posibilidades.