Imagine su ciudad natal bajo el fuego diario de misiles mortales. Imagine a sus hijos caminando a la escuela cuando una alarma suena dándoles solo 15 segundos para encontrar refugio. Quince segundos que pueden marcar la diferencia entre la vida o la muerte. Imagine su casa despedazada por un misil, su coche explotado o su escuela infantil destrozada por la metralla.
Esta es la pesadilla que 3,5 millones de personas en Israel han tenido que vivir desde mediados de junio. El bombardeo de Hamas en Israel ha sido dirigido, indiscriminado e implacable, contra civiles.
Israel esperaba que la retirada de la Franja de Gaza en agosto del 2005 supondría el fin de la violencia que allí emanaba, y creara una oportunidad para la paz. En lugar de ello, Israel ha sufrido dentro y fuera con misiles y los ataques con cohetes contra su población civil.
Los recientes ataques iniciados por Hamas obligaron a Israel a defenderse a sí mismo a través de la «Operation Protective Edge». Desde entonces, más de 1.000 misiles han sido lanzados contra Israel dirigidos deliberadamente contra objetivos civiles. Alrededor de 800 de esos misiles golpearon Israel, y aproximadamente 200 fueron interceptados por el sistema de defensa antimisiles. El 40 por ciento de la población israelí vive ahora bajo la amenaza constante de los misiles. Las sirenas en las últimas semanas han sonado incesantemente y entran con fuerza en la vida de millones de personas que han interrumpido sus oraciones, trabajo, estudio, comidas: todo tenía que parar ante este sonido.
Ningún Gobierno puede permanecer de brazos cruzados mientras sus ciudadanos están siendo atacados. Israel, como cualquier otro Estado, tiene el derecho y el deber de defender a su población civil contra una organización terrorista, Hamas, cuyo propósito es destruirnos. En 1988 Hamas declaró que «Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo destruya» y que «no hay una solución para la cuestión palestina excepto a través de la Yihad (guerra santa)».
La población de Gaza no es nuestro enemigo y nosotros hacemos todo lo posible para evitar víctimas civiles, que son un resultado directo de la táctica de Hamas de utilizar a la población civil palestina como escudos humanos para sus actividades terroristas. Estamos haciendo todo lo posible para reducir al mínimo el daño causado a la población civil. Advertimos a los residentes de Gaza sobre inminentes ataques mediante llamadas telefónicas, mensajes de texto, folletos y disparando tiros de advertencia.
El pasado domingo, tras el Ángelus, el papa Francisco envió un llamamiento apremiante para poner fin al conflicto palestino-israelí e invitó a todos a orar por la paz. El papa Francisco alentó a todas las partes interesadas que no escatimen sus oraciones y sus esfuerzos para lograr el cese de todas las hostilidades y la paz deseada por el bien de todos.
El 15 de julio, Israel aceptó la propuesta egipcia para un alto al fuego para permitir calma lograda diplomáticamente. También comparte un interés con otras fuerzas moderadas de la región para promover la estabilidad. Israel tenía la esperanza de que el alto al fuego permitiera que los civiles de ambas partes volvieran a la vida normal.
Por otra parte, Hamas continúa lanzando cohetes negándose a aceptar el alto al fuego obligando a Israel a continuar e intensificar las operaciones para proteger a su pueblo. Hamas se hará cargo de la responsabilidad de las consecuencias del continuo lanzamiento de cohetes.
Mientras enfrenta a Hamas, Israel sigue creyendo en la solución de dos estados: dos estados viviendo uno junto a otro en paz y seguridad, el Estado de Israel como la patria del pueblo judío y un futuro Estado palestino como patria para el pueblo palestino.
***
Zion Evrony es el embajador de Israel ante la Santa Sede.
El embajador de Palestina ante la Santa Sede también está de acuerdo en escribir un articulo sobre el conflicto que ZENIT publicará en cuanto lo reciba.