(zenit – 28 dic. 2020).- Con motivo del Día de la Sagrada Familia, celebrado ayer, 27 de diciembre de 2020, monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano emitió un mensaje del organismo eclesial.
En él, el prelado cercanía, oración y solidaridad del presidente del CELAM, con las familias que sufren la pandemia del COVID-19 y con las que padecen los flagelos de la pobreza “y tantos otros males que laceran su dignidad de hijos e hijas de Dios”.
Dramas como la violencia, la explotación, la trata de personas y la discriminación que viven muchas familias –incluso en situación de migración–, o algunos de sus miembros, no son ajenos al Consejo Episcopal Latinoamericano.
Por eso su presidente afirma que “en este día en que celebramos la fiesta de la Sagrada Familia reafirmamos nuestra opción por la defensa de la vida y la dignidad de las familias latinoamericanas y caribeñas”, recordando que también la familia de Nazaret compartió esta condición de vulnerabilidad cuando huyó a Egipto para preservar la vida.
Caminar con las familias
La Iglesia latinoamericana y caribeña renueva su compromiso con las familias y reconoce la importancia de “caminar con ellas, en sinodalidad, escuchando sus clamores y discerniendo junto con ellas” su misión, para promover la cultura de la vida y trabajar por el reconocimiento y el respeto de sus derechos.
El testimonio de amor y santidad de la Familia de Nazaret alienta la esperanza para las familias del continente, “cuna de fraternidad y amistad social”, declara monseñor Cabrejos.
Con el Papa Francisco recuerda que “ellas son auténticas escuelas de Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas (Amoris laetitia, 325), y “ellas constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención y del cuidado del otro” (Fratelli tutti, 114).
El sueño de ser una ‘familia humana’ implica priorizar la solidaridad, la misericordia y la opción por los más necesitados, subraya el arzobispo de Trujillo (Perú), con una invitación a “hacer posible la fraternidad universal y transitar por sendas de justicia y de paz”.
