Se trata sencillamente de un documento en pergamino con el que se hace llegar la bendición de Juan Pablo II para momentos particulares de la vida (bodas, aniversarios, bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, ordenaciones sacerdotales…).
El Vaticano no vende estas «bendiciones papales». Dado que quiere ponerlas al alcance de todas las personas que desean recibir este gesto simbólico, ha confiado a empresas que venden productos religiosos la distribución y el trabajo de autentificación de estos documentos.
Su producción y elaboración acarrea ciertos costes a estas empresas (papel pergamino, impresión, personalización artística, imágenes, correo internacional, gastos de gestión ante la Santa Sede para evitar abusos, etc.). Por este motivo, para cubrir estas empresas cobran una módica cantidad de dinero que depende, en buena parte, de los elementos artísticos y del tipo de pergamino que escogen los interesados para el documento.
Desde hace décadas, estas bendiciones podían comprarse en tiendas de productos religiosos que se encuentran cerca del Vaticano. Ahora, con las posibilidades que ofrece Internet, las bendiciones se pueden pedir también en la red.
Una de las primeras empresas que ha podido comenzar a ofrecer este servicio es San Michele Arcangelo (http://www.sanmichelearcangelo.com).