Papa Francisco recibió en audiencia a una delegación de la Federación Luterana Mundial

Papa Francisco recibió en audiencia a una delegación de la Federación Luterana Mundial Foto: Vatican Media

Jesucristo es el corazón del ecumenismo: Papa Francisco recibe a luteranos en Vaticano

Palabras del Papa durante una audiencia a miembros de la Federación Luterana Mundial

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 20.06.2024).- Por la mañana del jueves 20 de junio, el Papa Francisco recibió en audiencia a una delegación de la Federación Luterana Mundial (una comunión global de iglesias de tradición luterana integrada por 75,5 millones de personas). La Federación cumplió 75 años de historia en 2022. A continuación la traducción de ZENIT del discurso del Papa:

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Queridas hermanas, queridos hermanos

«Que el Dios de la esperanza os llene, creyentes, de todo gozo y paz, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo» (Rom 15,13).

Os doy la bienvenida a todos vosotros, delegados regionales de la Federación Luterana Mundial. En particular, agradezco al nuevo Presidente, el obispo Henrik Stubkjær, sus amables palabras y el regalo que me ha ofrecido; saludo también a la reverenda Anne Burghardt, que ha desempeñado el cargo de Secretaria General durante varios años.

Les agradezco esta visita, que considero un importante gesto de fraternidad ecuménica. Por eso, en mi saludo inicial, he elegido las palabras del apóstol Pablo, tomadas de la Carta a los Romanos, palabras que han acompañado vuestras recientes consultas. Que el «Dios de la esperanza» bendiga también ahora nuestro encuentro. En efecto, todos somos peregrinos de la esperanza, como dice también el lema del Año Santo 2025.

Ya hace tres años, cuando otra delegación de la Federación Luterana Mundial vino a Roma, reflexionamos juntos sobre el próximo aniversario del Primer Concilio de Nicea como acontecimiento ecuménico. Y el año pasado, con ocasión de la Asamblea General de su Federación en Cracovia, usted, reverendo Burghardt, junto con mi querido hermano el cardenal Koch, subrayaron en una Declaración conjunta que «el antiguo credo cristiano de Nicea, cuyo 1700 aniversario celebraremos en 2025, crea un vínculo ecuménico que tiene su centro en Cristo» (19 de septiembre de 2023). En este contexto, usted ha mencionado con razón un hermoso signo de esperanza, que ocupa un lugar especial en la historia de la reconciliación entre católicos y luteranos. En efecto, ya antes del final del Concilio Vaticano II, cristianos católicos y luteranos de los Estados Unidos de América dieron juntos este testimonio en Baltimore: «El credo de que nuestro Señor Jesucristo es el Hijo, Dios de Dios, sigue asegurándonos que estamos verdaderamente redimidos; pues sólo Él, que es Dios, puede redimirnos» (El estatuto del Credo Niceno como dogma de la Iglesia, 7 de julio de 1965).

Jesucristo es el corazón del ecumenismo. Él es la misericordia divina encarnada, y nuestra misión ecuménica es dar testimonio de ello. En la «Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación», luteranos y católicos han formulado como objetivo común el de «confesar en todo a Cristo, el único en quien podemos poner toda nuestra confianza, ya que es el único mediador (cf. 1 Tm 2,5-6) por medio del cual Dios en el Espíritu Santo hace donación de sí mismo y derrama sus dones que lo renuevan todo» (n. 18).

Queridos hermanos y hermanas, han pasado 25 años desde la firma de aquella Declaración conjunta oficial. Lo que sucedió el 31 de octubre de 1999 en Augsburgo es otro signo de esperanza en nuestra historia de reconciliación. Guardémoslo en nuestra memoria como algo siempre vivo. Que el 25 aniversario se celebre en nuestras comunidades como una fiesta de esperanza. Recordemos que nuestro origen espiritual común es «un solo bautismo para el perdón de los pecados» (Credo de Nicea-Constantinopla) y continuemos confiadamente como «peregrinos de la esperanza». Que el Dios de la esperanza esté con nosotros y siga acompañando con su bendición nuestro diálogo de verdad y caridad.

En este camino del ecumenismo, me viene a la memoria una cosa hermosa del querido Obispo Zizioulas. Este obispo ortodoxo, pionero del ecumenismo, solía decir que conocía la fecha de la unión de los cristianos: ¡el día del Juicio Final! Pero mientras tanto, decía, debemos caminar juntos: caminar juntos, rezar juntos y hacer la caridad juntos, en nuestro camino hacia ese día «hiperecuménico» que será el Juicio Final. Así lo dijo. ¡Zizioulas tenía un gran sentido del humor!

Les agradezco una vez más de todo corazón su visita; y ahora quisiera invitarles a rezar juntos el Padre Nuestro, cada uno en su lengua. Gracias.

Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.

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Valentina di Giorgio

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