Península arábiga: vi gente llorando con lágrimas de alegría al ver por fin su iglesia

Entrevista a monseñor Hinder, vicario apostólico en la región

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ROMA, domingo 15 marzo 2012 (ZENIT.org).- El arzobispo Paul Hinder OFM Cap, es suizo de nacimiento, vive en Abu Dhabi y es responsable del mayor territorio católico en el mundo que abarca unos tres millones de kilómetros cuadrados, en los que hay aproximadamente dos millones de cristianos.

Mark Riedemann para “Dios llora en la tierra”, en cooperación con la fundación internacional pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, entrevistó al arzobispo-vicario apostólico de Arabia.

¿De qué países estamos hablando cuando decimos países árabes?

–Mons. Hinder: Estos seis países serían los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Yemen, Arabia Saudita, Baréin y Catar. Luego hay otro vicariato apostólico en Kuwait, que es también parte de la península Arábiga.

A menudo se dice que hay muy pocos, si los hay, cristianos en estas áreas. ¿Puede contarnos sobre la presencia cristiana en estos países árabes?

–Mons. Hinder: En cierto sentido, es cierto que no tenemos cristianos oriundos del lugar, pero tenemos muchos cristianos católicos migrantes de todo el mundo, especialmente de las Filipinas y de la India. La mayoría de ellos estarán allí durante un tiempo relativamente corto, aunque hay un buen número de gente que han estado allí durante 30 ó 40 años. Todos necesitan un permiso temporal para vivir allí. Y, por supuesto, el culto público es limitado.

¿Así que hay libertad de culto pero no libertad de religión?

–Mons. Hinder: La libertad de religión en el sentido de los derechos humanos no se da, al menos no totalmente porque no se duda de que un ciudadano musulmán podría convertirse en un cristiano católico, o cambiar de alguna manera, su religión, pero nosotros somos libres, al menos en algunos países, para practicar la propia fe.

¿Cómo son las relaciones de los cristianos con la comunidad musulmana?

–Mons. Hinder: Yo diría que es más un ‘vivo al lado’ que ‘vivir con’ debido a la situación civil o la situación social de las personas que viven allí. Los cristianos están haciendo su trabajo. Son migrantes, entre otros migrantes. En algunos países, son una gran mayoría de la población y tienen, diría yo, una relación profesional con los musulmanes, pero en la vida ordinaria prefieren tener relaciones con su propio pueblo o dentro de su propia religión.

¿Me pregunto si el problema no es por el hecho de que se trata de trabajadores migrantes, mientras que en otros países del Medio Oriente, hay árabes cristianos, por así decirlo de la tierra?

–Mons. Hinder: Exactamente. Hay una gran diferencia entre estas dos realidades. Sin duda tiene que ver que nuestra gente, incluyéndome a mí, normalmente no hablamos árabe o no tan bien. Yo he sido colocado allí y no me esperaba eso. Por ello la interacción no es tan fácil, especialmente con los líderes religiosos. Un imán en alguno de los países no necesariamente habla inglés y eso se vuelve inmediatamente en un problema de traducción…, de lenguaje…

Usted mencionó que fueron colocados allí. ¿Fue un shock para usted cuando se le pidió que vaya a Arabia?

–Mons. Hinder: Me asusté cuando supe por primera vez que yo era un serio candidato para esto en Abu Dhabi; fue un momento difícil. En el momento de mi nombramiento ya no era una sorpresa.

Excelencia, usted ha alcanzado un hito histórico en el sentido de que ha ayudado y trabajado para introducir la primera iglesia católica en Catar. ¿Puede decirnos cómo sucedió esto?

–Mons. Hinder: Los méritos no son míos. Creo que esto se debe mucho a mi predecesor, el obispo Giovanni Bernardo Gremoli, quien ha hecho un trabajo maravilloso en los últimos 29 años; prácticamente todas las iglesias existentes en los diferentes países han sido renovadas o construidas por él. Luego a las personas que están en Catar, quienes trabajaron duro para lograr esto; y los católicos locales, algunos embajadores que han trabajado durante muchos años para preparar el terreno hasta que fuera posible. Yo ahora cosecho los frutos de las personas que han sembrado las semillas antes.

¿Qué signo de esperanza es la construcción de una iglesia que puede contener aproximadamente 2.700 fieles?

–Mons. Hinder: Tenemos que recordar que había iglesias aquí ya antes, como en 1939 en Baréin, y en los últimos años 60 o los 70 en los Emiratos Árabes Unidos y en el sultanato de Omán. Y no estamos hablando de la primera iglesia en la península, en Adén, donde la misión comenzó en el siglo XIX. Este es un signo de esperanza para los cristianos que viven en este país. Recuerdo ese día; era emocionante y vi gente llorando con lágrimas de alegría al ver por fin su iglesia; digamos que es un espacio para la fe y eso es algo muy importante como punto de referencia visible, donde la gente pueda reunirse y celebrar sin correr riesgos. También se muestra la apertura y la generosidad del Emir, y también es una señal de que les gustaría ser más abiertos, tolerantes y ser conscientes de las realidades del país.

Muchas conversaciones se han dedicado a encontrar la manera de conciliar y cómo avanzar juntos con la comunidad musulmana. Una de las propuestas es el fomento de la separación de fe y estado. ¿Es esta una posibilidad?

–Mons. Hinder: Me gustaría hacer una comparación. Jesucristo no vino a fundar un estado. Él no vino con las fuerzas militares. Él no vino con un proyecto social o político. Esto ocurrió 300 años después en el mundo cristiano, cuando el emperador Constantino abrió las posibilidades. En los primeros 300 años, los cristianos no existían como fuerza política, mientras que el nacimiento del Islam está muy estrechamente vinculado a un proyecto político y militar. No creo que será fácil de superar esto que está tan conectado con el principio del Islam. No digo que sea imposible porque, pienso yo, que aunque en el Corán hay elementos que pueden ser interpretados para el desarrollo de una mayor tolerancia respecto a otras religiones, por desgracia, también hay otros textos, especialmente en la doctrina islámica tradicional, donde tenemos obstáculos muy fuertes frente a esta situación. Afortunadamente, que dentro del mundo musulmán hay muchas personas que trabajan para esto, pero creo que va a tomar tiempo.

¿En el sentido de la moderación y la cooperación?

–Mons. Hinder: Sí, tendremos en Turquía un ejemplo de lo que es un estado laico, pero no es fácil para los cristianos de allí, porque la mentalidad está marcada por un origen musulmán o islámico.

¿Cuál es su esperanza para la iglesia católica en el Golfo de Arabia?

–Mons. Hinder: Mi esperanza es que nosotros, los católicos, no vivamos con miedo. Espero una mayor tolerancia. En realidad, no nos escondemos en la mayoría de los países. Realmente no tenemos problemas, por ejemplo, en Dubái. Si alguien cuelga un rosario con la cruz en el espejo de su automóvil no es algo que preocupe.

Realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la tierra», un programa semanal de radio y televisión producido por la Red católica de Radio y Televisión en conjunto con la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en www.WhereGodWeeps.org / www.acn-intl.org

Traducido del inglés por José Antonio Varela V.

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ZENIT Staff

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