Este miércoles 5 de junio sacerdotes de toda Nicaragua se reunieron en el Seminario Interdiocesano Nuestra señora de Fátima en Managua para celebrar el Jubileo Nacional de los sacerdotes.
Monseñor Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua en las palabras inaugurales del encuentro expresó que esta es una oportunidad para experimentar el acercamiento entre los diversos presbíteros que componen la provincia eclesiástica, una oportunidad de convivencia, más aún en vista a la Jornada por la santificación del clero la cual invita el papa a vivir este viernes 7 de Junio.
El Jubileo Nacional de los Sacerdotes se desarrolló con la participación de 190 sacerdotes de las diversas diócesis y el vicariato apostólico de Bluefields. Y la presencia de monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, monseñor Carlos Enrique Herrera, obispo de Jinotega y monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa.
El Jubileo inicio con las palabras de bienvenida de monseñor Leopoldo José Brenes, arzobispo de Managua y presidente del Departamento de Atención al Clero de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Luego tuvo lugar una Lectio Divina con la presencia de Jesús Sacramentado, dirigida por monseñor Silvio José Báez, quien durante su reflexión exhortó a los sacerdotes a ser pastores entregados al Servicio de Jesucristo y de su Iglesia.
Los sacerdotes tuvieron un momento para reflexionar en grupos de trabajos en donde se pudo manifestar la fraternidad y amistad de los presbíteros.
Luego se realizó la Santa Misa presidida por el nuncio apostólico Monseñor Fortunatus quien exhortó a los sacerdotes a reflejar a Dios y ser pescadores de hombres y hacer la voluntad de Dios: “Nosotros somos presentados en el mundo como Pastores, desde antiguo Dios se presenta como el Pastor, Jesucristo es el Pastor Bueno, nosotros debemos de Reflejar a Dios… También se nos recuerda en la Persona de Pedro, que somos Pescadores de Hombres, estamos llamados a ser Aquellos que sacamos a los Hombres de las Aguas turbulentas del Mar, de la Obscuridad del Mundo. Nosotros hemos dicho: ‘Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad’. La consecuencia de Amar es darnos todos, es quedarnos sin reserva, Amar a Jesús es vivir la transformación. Imploremos del Señor un corazón que sepa Amar y que Espere, para ser Misericordioso”, señaló monseñor Fortunatus.