LEÓN, lunes 28 de marzo de 2011 (ZENIT.org – El Observador).- Durante la celebración eucarística celebrada ayer en la catedral de León, el arzobispo de esta circunscripción, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, hizo un enérgico llamamiento a los narcotraficantes para que se arrepientan y dejen de tener en un puño al pueblo mexicano.
El importante llamado del arzobispo metropolitano de la región del bajío mexicano, una de las regiones más católicas del continente americano, cuna de la rebelión de los cristeros en 1926-1929, ha resonado en todo el país, que en cuatro años, por la guerra contra el narcotráfico, ha visto ya la muerte de 35 mil personas.
Monseñor Martín Rábago exigió a los delincuentes “retirarse de esa actividad de muerte para obtener el perdón de Dios”. Admitió, sin embargo, que la amenaza de excomunión que el algunas diócesis del país se cierne sobre los narcotraficantes “no ha dado mucho resultado”.
«Arrepiéntete y cree en el Evangelio, nos dirigimos particularmente a quienes por cualquier razón se han involucrado en las diversas formas del crimen organizado, Dios los llama a la conversión y su perdón está siempre dispuesto, pero deben arrepentirse», expresó el arzobispo de León.
Monseñor Martín Rábago argumentó que si los narcos o sicarios se arrepienten y están dispuesto a reparar la falta, «claro que sí tendrían perdón, no hay pecado, el más grave que te puedas imaginar, que sea mayor que la misericordia de Dios».
“El Dios que nos revela Jesucristo no puede de ninguna manera proteger actividades que están en esa línea de muerte, causar dolencia, tristeza, todo esto indudablemente va en contra del proyecto del señor expresado en el mandamiento no matarás. La referencia a ese tipo de prácticas religiosas es simplemente una forma de magia, de superstición de pseudo religión”, comentó el arzobispo leonés en el transcurso de su alocución, dirigida, justamente, a enfrentar la idea de que muchos narcotraficantes y partidarios de la “Santa Muerte” se dicen creyentes y protegidos por Dios en sus actividades ilícitas.
“Los criminales mismos se separan de la Iglesia en la medida que viven una vida de muerte, de agresión, de perversión”, admitió monseñor Martín Rábago quien afirmó que “la Iglesia no necesita excomulgados”.
El purpurado mexicano hizo un llamado a quienes “producen la droga y la transportan, a los que se prestan al comercio del narcomenudeo, a los que la consumen, a los sicarios y a todos los implicados en este negocio” para que, arrepentidos de sus acciones, “busquen la vida y no la muerte”.
“Dios está dispuesto siempre a perdonarles, dijo monseñor Martín Rábago, solamente les pide que reconozcan sus errores, que se arrepientan de ellos, que reparen los daños y se retiren de esa actividad de muerte”.