SYDNEY, sábado, 12 julio 2008 (ZENIT.org).- La Iglesia en Australia ha puesto sus esperanzas en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) que se celebran del 15 al 20 de julio, reconoce el cardenal George Pell, arzobispo de Sydney.
En esta entrevista concedida a la agencia Fides, el purpurado hace un balance de la situación del catolicismo en el país.
—¿Cómo están las vocaciones al sacerdocio?
–Cardenal Pell: Depende de cada diócesis. En la archidiócesis de Sydney tenemos 50 seminaristas, un número bastante adecuado por las necesidades pastorales. También en los seminarios de Melbourne y Wagga Wagga el número de los miembros es satisfactorio. Entre los religiosos por el contrario hay una disminución. Pienso que allí es evidente una situación difícil. Además es elevado el número de jóvenes laico que deciden trabajar durante algunos años para la Iglesia. Tenemos un buen número de voluntarios.
—¿Cómo responden a la secularización?
–Cardenal Pell: Australia tiene los mismos problemas que los otros países occidentales, ricos y desarrollados. Frente a la secularización hemos apostado sobre todo en nuestro sistema educativo. El 20% de los jóvenes australianos frecuentan las escuelas católicas. Yo he trabajado para que los jóvenes tuvieran un capellán en sus universidades con el que poder hablar y acudir a el y además he renovado completamente los textos de la enseñanza religiosa en todas las clases, desde la elemental hasta la media y el bachillerato. Creo que una respuesta necesariamente pasa por la educación de las nuevas generaciones. También en este sentido, la Jornada Mundial de la Juventud que se tiene en Sydney representa una gran oportunidad y una respuesta a las preguntas de los jóvenes.
—Australia ha sido durante siglos una tierra de misión. Hoy ¿cuál es su contribución en la misión en el mundo?
–Cardenal Pell: Tenemos cerca de 300 misioneros australianos que trabajan en el extranjero. En el pasado este número erasuperior, gracias sobre todo a los religiosos presentes en Nueva Guinea, en las islas del Océano Pacífico y también en Asia. Entre los grupos de misioneros más activos puedo citar a los Christian Brothers, irlandeses, hoy presentes sobre todo en África con un trabajo magnífico.
—¿Cómo es la acción de la Iglesia con los aborígenes y cómo afronta el Estado el problema?
–Cardenal Pell: El 26% de los aborígenes son católicos, por lo tanto son nuestros hermanos y son parte integrante de la Iglesia. Sus condiciones siempre han sido bien conocidas por la Iglesia, que los ha defendido muchas veces de los ataques de la sociedad y a veces incluso del Estado. Hoy la situación continua siendo difícil pero nosotros intentamos igualmente trabajar por ellos. El problema no es tanto la pobreza sino la falta de integración en la cultura australiana. Este trae una incidencia alta de problemas como son la drogadicción, el alcoholismo, la pornografía. En este sentido debo decir que recibimos también mucha ayuda de la Iglesia Anglicana y de otras comunidades protestantes.
—¿Qué se espera de la JMJ de Sydney?
–Cardenal Pell: Espero que la fe de nuestros jóvenes, y de los jóvenes de todo el mundo, salga reforzada y puedan reconocer a Cristo como centro de su vida.