BEIRUT, miércoles, 14 mayo 2008 (ZENIT.org).- El patriarca de Antioquía de los maronitas ha hecho un llamamiento al diálogo en el Líbano y ha emprendido un viaje para encontrarse con líderes internacionales en un esfuerzo por encontrar soluciones a la crisis libanesa.
El cardenal Nasrallah Sfeir, en vísperas de un viaje que lo llevará a Estados Unidos para entrevistarse con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, a través del diario «L’Orient le Tour», ha lanzado un llamamiento a los libaneses «para que recuerden los hechos de 1990 que produjeron centenares de heridos y muertos y graves destrucciones». Por esto, añade «debemos aprender del pasado».
En estas horas –informa el diario vaticano «L’Osservatore Romano»– reina en el país un clima cargado de tensión después que en días pasados las milicias chiíes de Hizbulá ocuparan las calles de Beirut oeste en respuesta al intento del Gobierno de Fouad Siniora de desplegar su fuerza militar, paralela al Ejército.
El patriarca subraya en sus declaraciones que «a la luz de la gravedad de la situación apelamos a todos los partidos para que eviten poner en riesgo la vida de los ciudadanos o sus bienes. Les invitamos a volver a la mesa del diálogo –añade– para encontrar una solución que sea aceptada por todas las partes, de modo que permita al Líbano disfrutar nuevamente de un clima de paz, seguridad y tranquilidad».
Antes de partir de Beirut, Sfeir afirmó que «si los libaneses no logran reestablecer la soberanía del Estado y la seguridad, Naciones Unidas podría tomar las medidas necesarias a tal fin. Ciertamente algunos no apreciarían este discurso y esperamos que los libaneses cojan con la mano su destino, a condición de que abandonen los odios personales y que aprecien las ventajas que obtendrá el país del restablecimiento de su independencia y del respeto que le vendrá por su soberanía y su reencontrada estabilidad».
En cuanto a la cuestión fundamental de la elección del Presidente de la República, el Patriarca renovó el llamamiento a los parlamentarios a «asumir sus responsabilidades», y puso en guardia contra eventuales violaciones de la Constitución.
«La Constitución –dijo– prevé que el presidente sea elegido durante una sesión en la que estén presentes los dos tercios de los diputados. Si el presidente obtuviera los dos tercios de los votos, sería perfecto, pero puede ser elegido también por mayoría absoluta. Pero si la Cámara se reuniera sin que alcance el quórum, sería una violación de la Constitución».
Traducido por Nieves San Martín
