GUATEMALA, 7 enero 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia católica en Guatemala estaría dispuesta a perdonar e incluso a solicitar la reducción de penas para los homicidas del obispo Juan Gerardi, asesinado el 26 de abril de 1998, pero antes, exige que se haga justicia, como lo plantea el Papa, informó el pasado 4 de enero el arzobispo de Guatemala.
«La archidiócesis confía en que los órganos jurisdiccionales competentes […] resuelvan conforme a derecho lo que corresponde de acuerdo a lo actuado y probado dentro del juicio respectivo, de manera objetiva, serena y sin presiones de ninguna especie», declaró el arzobispo metropolitano, Rodolfo Quezada, en una rueda de prensa.
«En otras palabras, queremos saber la verdad –agregó–. Queremos que se haga justicia y en un tercer momento, sabida la verdad y hecha justicia, estoy seguro de que la familia de monseñor Gerardi y la misma arquidiócesis de Guatemala y la Iglesia católica estamos dispuestos a perdonar».
«El perdón significa perdonar el agravio e inclusive solicitar, si hay alguna pena, que se rebaje […] todo dentro de la línea que el Papa (Juan Pablo II) nos pide: «no hay paz sin justicia; no hay justicia sin perdón»», aseguró el prelado.
Monseñor Quezada confirmó que el arzobispado guatemalteco sigue siendo uno de los acusadores de tres militares y un sacerdote, sentenciados en primera instancia por el Tribunal Tercero de Sentencia, el pasado 8 de junio como los responsables del brutal asesinato de monseñor Gerardi.
El tribunal impuso 30 años de cárcel al coronel retirado Disrael Lima Estrada, ex jefe de Inteligencia Militar; a su hijo, el capitán Byron Lima Oliva; y al ex sargento militar, Obdulio Villanueva, por el delito de ejecución extrajudicial en el grado de coautores, y a 20 años de prisión al sacerdote Mario Orantes, por complicidad en el mismo delito.