CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 26 noviembre 2006 (ZENIT.org).- La Santa Sede no tiene un posición «oficial» sobre la entrada de Turquía en la Unión Europea, confirmó este domingo el arzobispo Dominique Mamberti.
El recientemente nombrado por Benedicto XVI secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, considera que la visita del pontífice a ese país servirá para que los musulmanes perciban la estima que siente por ellos.
En respuesta a la pregunta del periodista Ganni Cardinale enel diario católico italiano «Avvenire», el «ministro» de Asuntos Exteriores del Vaticano, nacido en 1952 en Marruecos en el seno de una familia corsa, aclara que «la Santa Sede no ha expresado una posición “oficial” sobre esta cuestión».
«Obviamente, sigue con gran interés la cuestión y constata que el debate que tiene lugar desde hace tiempo y las posiciones a favor o en contra de la admisión de Turquía en la Unión Europea manifiestan que lo que está en juego es sumamente importante», indica el arzobispo, que en el pasado ha sido representante del Papa en Sudán, Somalia y Eritrea.
«Ciertamente la Santa Sede considera que, en caso de adhesión, el país tiene que responder a todos los criterios políticos establecidos por la Cumbre de Copenhague de diciembre de 2002», añade.
Por lo que se refiere específicamente a la libertad religiosa, el prelado recuerda que Ankara debe respetar las condiciones que establece la decisión del Consejo de Europa, del 23 de enero de 2006, sobre los principios, las prioridades y las condiciones que figuran en la Asociación para la adhesión con Turquía.
El cardenal Joseph Ratzinger, antes de ser Papa, hablando a título personal, concedió una entrevista a «Le Figaro magazine» el 13 de agosto de 2004, en el que afrontó este argumento y constató que históricamente Turquía nunca ha formado parte de Europa.
«Turquía, que se considera como un Estado laico, pero con el fundamento del islam, podría tratar de poner en práctica un continente cultural con los países árabes vecinos y convertirse de este modo en protagonista de una cultura, con su propia identidad, pero en comunión con los grandes valores humanistas que todos deberíamos reconocer», consideó
«Esta idea –propuso entonces hablando espontáneamente– no se opone a formas de asociación y de colaboración cercana y amigable con Europa y permitiría el surgimiento de una fuerza unida que se opusiera a toda forma de fundamentalismo».
El arzobispo Mamberti reconoce en la entrevista que, tras las polémicas surgidas en ambientes musulmanes con motivo del discurso del 12 de septiembre en Ratisbona, en este viaje el Papa manifestará su «estima que siente por los musulmanes, la voluntad de diálogo –que no es pasajera– la posibilidad de colaboración al servicio del hombre y de su causa, superando incomprensiones y malentendidos».