El Papa recibe a un filósofo musulmán comprometido en la lucha contra el odio

Mustapha Chérif, profesor experto en Islam de la Universidad de Argel

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 13 noviembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recibió el 11 de noviembre a Mustapha Chérif, filósofo musulmán argelino, comprometido en la lucha contra el odio religioso.

«He quedado impresionado por su acogida y su atención, cara a cara», ha revelado posteriormente Chérif, de 50 años, profesor experto en Islam de la Universidad de Argel, en un mensaje recibido por Zenit.

La audiencia tuvo lugar a petición del filósofo, quien la solicitado ya antes de las reacciones islámicas al discurso pronunciado por el Papa en Ratisbona el 12 de septiembre.

El Papa había leído un llamamiento al diálogo, lanzado por Chérif en el diario parisino «Le Monde» y las preocupaciones que éste había expresado tras la decisión de nombrar presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso al mismo presidente del Consejo Pontificio para la Cultura.

En ese gesto, el representante musulmán interpretaba una falta de sensibilidad del Papa hacia el diálogo interreligioso, quitando peso e identidad a ese dicasterio vaticano.

La audiencia ha tenido lugar cuando el obispo de Roma prepara su viaje a Turquía, del 28 de noviembre al 1 de diciembre, país de más de 72 millones de habitantes, en un 99% musulmanes (en su mayoría suníes).

En la audiencia, según revela Chérif, el Papa, «por su sabiduría», aseguró que cristianos y musulmanes son «aliados y amigos».

Y sin embargo, constata el profesor, «el regreso del odio racial y religioso, del antisemitismo, que tiene por objetivo en particular a los musulmanes, es una amenaza para todos».

«El Santo Padre, mejor que nadie, sabe que a nivel ético una de las misiones de la Iglesia consiste en oponerse a esta bestia inmunda, a la lógica faustiana y a las políticas belicistas, a la deformación de las religiones», indicó.

«Nosotros, musulmanes, le dije, estamos convencidos de que Su Santidad dirá lo que es justo en lo que se refiere a los problemas del mundo para hacer que retrocedan las injusticias y el racismo. Él compartió plenamente la idea de que tenemos necesidad de un pensamiento crítico objetivo y de mensajes de fraternidad».

El intelectual expuso su visión del Islam y el Papa «me escuchó con benevolencia». «Por lo que se refiere a la violencia, le expliqué que el Islam pide que cada uno de los creyentes, ante la adversidad, perdone, sea paciente y misericordioso».

«Por lo que se refiere a la responsabilidad colectiva, ante las agresiones, para no entrar en la lógica del lobo y el cordero, para salvar el derecho a la existencia de los pueblos, el islam codifica de manera estricta el recurso a la “guerra justa” (que el profeta calificó de “pequeña” yihad), como legítima defensa».

El principio de la «guerra justa» y no de la «guerra santa» implica «nunca ser agresor, preservar a los civiles –y en particular a los monjes cristianos, a los débiles–, el ambiente y ser siempre equitativo».

«San Agustín no propuso algo diferente. Él asintió con una sonrisa –añade el intelectual–. La gran yihad es el esfuerzo por el dominio de sí, hacia la elevación espiritual, hacia las obras bellas. Esta definición le pareció como una iluminación saludable, que merece ser conocida».

Chérif explicó que «nuestro deber consiste en denunciar groseras amalgamas entre el islam y el extremismo. La comunidad musulmana puede regenerarse y ayudar al mundo moderno, que se encuentra en una trágico momento, a pesar de los prodigiosos progresos científicos, para reinventar una nueva civilización tan necesaria».

«Me dijo que uno de los problemas de nuestro tiempo es la secularización a ultranza y que tenemos que testimoniar con valentía y con la razón la dimensión religiosa de la existencia», sigue revelando.

Chérif hizo tres propuestas al Papa.

–«La celebración de un coloquio interreligioso sobre el tema de la lucha contra el odio religioso».

–«La sensibilización de la comunidad internacional sobre el carácter condenable de las ofensas y atentados contra los símbolos sagrados de las religiones», «en el respeto del derecho en materia de libertad de expresión y crítica».

–Apoyar «la multiplicación de grupos y redes de amistad, de diálogo y de investigación islámico-cristianos a través del mundo».

«El Santo Padre me dijo que comparte plenamente nuestras preocupaciones, y apoya totalmente estos nobles objetivos. Este diálogo inolvidable de la fe y del pensamiento abiertos a los demás, opuesto a todos los odios, es un signo de esperanza», concluye Mustapha Chérif.

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ZENIT Staff

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