La Santa Sede pide en la ONU una «conversión ecológica»

Para que pueda tener lugar un desarrollo sostenible

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NEW YORK, jueves, 26 de octubre 2006 (ZENIT.org).- La Santa Sede ha afirmado ante las Naciones Unidas que es necesaria una «conversión ecológica» para que pueda tener lugar un desarrollo sostenible.

Así lo expresó el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico y observador permanente del Vaticano ante la ONU, al tomar la palabra este miércoles ante el comité de la Asamblea General que discutía sobre desarrollo sostenible y ambiente.

«Si queremos hacer del desarrollo sostenible una realidad arraigada a largo plazo tenemos que crear una economía realmente sostenible», comenzó diciendo el representante papal.

«Incluso en el contexto de su rápida transición y mutación, nuestra economía sigue basándose fundamentalmente en su relación con la naturaleza –observó–. Su sustrato indispensable es representado por el suelo, por el agua y por el clima y queda cada vez más claro que si estos sistemas de apoyo a la vida en el mundo quedan irreparablemente dañados o destruidos, no se dará una economía viable para ninguno de nosotros».

Por tanto, «en vez de ser consideradas como externas o marginales para la economía, las preocupaciones ambientales tienen que ser comprendidas por quienes tienen capacidad de tomar decisiones políticas como el fundamento sobre el que se basan todas las actividades económicas, y también las humanas».

Por ello, observó, «las consecuencias ambientales de nuestra actividad económica se encuentran ahora entre las principales prioridades mundiales».

La cuestión del ambiente, siguió explicando el nuncio apostólico, no es «sólo un problema ético y científico importante, sino también un problema político y económico, así como la manzana de la discordia en el proceso de globalización en general».

«Significa no sólo integrar el desarrollo sostenible en programas para la reducción de la pobreza y el desarrollo, sino también reflexionar sobre las preocupaciones y problemas ambientales en las estrategias de seguridad, y en cuestiones de desarrollo y humanitarias a nivel nacional, regional e internacional».

«En una palabra, el mundo necesita a una conversión ecológica para examinar críticamente los actuales modelos de pensamiento, así como los de producción y consumo», propuso.

Para el arzobispo se necesitan «serias inversiones públicas en las tecnologías limpias» para «disminuir cuanto antes posible el impacto de la contaminación atmosférica y marina», antes de que «el equilibrio ecológico quede arruinado por la negligencia culpable».

El arzobispo recordó que para las Naciones Unidas 2006 es el Año Internacional de los Desiertos y la Desertización, fenómeno éste último que junto a la sequía «afecta ahora a más de una persona de cada seis en el mundo».

«La comunidad internacional tiene que adoptar medidas concretas para invertir este alarmante fenómeno a través de respuestas internacionalmente coordinadas», propuso el representante vaticano.

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ZENIT Staff

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