TRIESTE, 30 enero 2002 (ZENIT.org).- Un fraile franciscano, que murió torturado por la policía nazi tras haber salvado la vida de judíos, podría ser beatificado.
El lunes pasado, 28 de enero, el obispo de Trieste (Italia), monseñor Eugenio Ravignani pidió oficialmente que se inicie el proceso informativo sobre la vida, martirio, virtudes y fama de santidad de Nicola Placido Cortese, franciscano menor conventual de los «Hermanos del Santo de Padua.
Tras hacer sus votos como franciscano, asumiendo el nombre religioso de Placido, se dedicó durante la segunda guerra mundial a prestar ayuda a refugiados, prisioneros, perseguidos políticos (judíos, eslovenos y otros).
Por este motivo la policía nazi le consideraba como un militante ideológico y práctico de la resistencia en la región del Véneto.
Sus superiores lo nombraron director de la revista «El mensajero de San Antonio» (la publicación católica de mayor tirada en Italia), desde la que se batía en defensa de los más débiles.
Una tarde, el 8 de octubre de 1944, la Gestapo lo arrestó y, durante los interrogatorios, asumió sobre sí toda la responsabilidad sin revelar nunca los nombres de sus colaboradores. Un mes después del arresto, Placido Cortese murió después de sufrir indecibles torturas.
Muchos lo han definido como el «padre Kolbe italiano» por su amor al prójimo hasta dar la vida.
El obispo Ravignani, tras haber oído el parecer de los prelados del Triveneto y cumplidas las oportunas indagaciones, decretará la introducción de la causa de beatificación, formando un tribunal eclesiástico con la tarea de llevar adelante el proceso.