El pontífice manifestó su satisfacción por este tipo de encuentros que le permiten vivir la colegialidad en su ministerio al encontrarse con los quince nuevos cardenales, acompañados de sus familiares, amigos y peregrinos, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En el discurso que dirigió en varios idiomas, en un clima de fiesta, el Papa explicó: «los encuentros de todo el Colegio cardenalicio con el sucesor de Pedro, como sucedió también el jueves pasado, seguirán siendo ocasiones privilegiadas para tratar juntos de servir mejor a la Iglesia, confiada por Cristo a nuestra solicitud».
Estos encuentros reproducen el ambiente que vivieron los cardenales, tanto electores (con menos de 80 años) como no electores en las congregaciones generales que precedieron al cónclave del mes de abril del año pasado.
En esta ocasión, si bien las intervenciones eran libres, el Papa pidió a los cardenales su parecer sobre cuestiones como el diálogo con el Islam, la reconciliación con los seguidores del arzobispo Marcel Lefebvre, y la misión de los obispos eméritos (cuya renuncia ha sido aceptada tras haber cumplido 75 años) en la Iglesia.
Hablando en español, el Papa saludó a todos los peregrinos de América Latina y de España, que vinieron para participar en el consistorio.
«Venezuela exulta por su cardenal Jorge Liberato Urosa Savino, arzobispo de Caracas, acompañado también por su anciana madre –reconoció el Papa–. Tanto en Valencia como ahora en la capital, él ha llevado a cabo muchas iniciativas pastorales para bien de su querida nación».
«España se honra con el cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo de Toledo, que anteriormente ha desarrollado un fructuoso ministerio en Ávila y Granada, dando pruebas de su constante entrega a las respectivas comunidades eclesiales», siguió diciendo el Papa.
«Vuestros pueblos se distinguen por la fidelidad al Sucesor de Pedro y por la devoción a la Virgen María. Que Ella sea siempre la Estrella que guíe a vuestras Iglesias particulares en la tarea evangelizadora», añadió.
Hablando en polaco dio las gracias al cardenal Stanislaw Dziwisz «por todos los años pasados junto a Juan Pablo II y por todo lo que este servicio ha supuesto para la Iglesia universal. Rezo para que su futuro ministerio sea igualmente fecundo» en Cracovia, aseguró.
