(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, ha celebrado este sábado por la mañana, la audiencia general que durante este Año Jubilar, celebrará un sábado al mes. De este modo, miles de personas, visiblemente más numerosas que lo habitual en los miércoles, han recibido al Santo Padre con cantos y música de orquesta. Por su parte, Francisco ha correspondido al entusiasmo de los fieles, y paseando por la plaza con el papamóvil, ha saludado y bendecido a los presentes. En la catequesis de hoy, el Pontífice ha reflexionado sobre la limosna, “un aspecto esencial de la misericordia”.
Así, ha observado “cuánta gente se justifica a sí misma sobre la limosna diciendo: ’Pero, ¡cómo será este, este al que daré irá a comprarse vino para emborracharse! Pero si él se emborracha, ¡es porque no tiene otra salida! ¿Y tú qué haces escondido? Que nadie ve… ¿Y tú eres juez de ese pobre hombre que te pide una moneda para un vaso de vino?”
En el resumen hecho en español, el Santo Padre ha explicado que el término “limosna” significa “misericordia” y tiene muchos modos de manifestarse. En la Sagrada Escritura –ha observado– Dios nos muestra su atención especial por los pobres y nos pide que no sólo nos acordemos de ellos sino que les ayudemos con alegría. “Esto significa que la caridad requiere una actitud de gozo interior”, ha asegurado.
Por otro lado, el Papa ha subrayado que “un acto de misericordia no puede ser un peso del cual nos tenemos que liberar cuanto antes”. De este modo, ha explicado que el anciano Tobías, en el Antiguo Testamento, nos da una sabia lección sobre el valor de la limosna «No apartes tu rostro de ningún pobre, porque así no apartará de ti su rostro el Señor». Lo que cuenta –ha añadido– es la capacidad de mirar a la cara de la persona que nos pide auxilio.
Finalmente, ha reconocido que “la limosna es un gesto sincero de amor y de atención ante quien nos encontramos, y, como nos exige el mismo Jesús, tiene que hacerse para que sólo Dios lo vea”. El Pontífice ha pedido tener siempre presentes en nuestra vida las palabras del Señor: «Mayor felicidad hay en dar que en recibir».
A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española. A ellos ha invitado “a practicar la limosna como signo de misericordia y a no olvidar mirar a los ojos de quien les pide ayuda; así, Dios no les ocultará su rostro”.
Para concluir la audiencia, y tras los saludos en las distintas lenguas, ha dirigido un saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. A los jóvenes ha invitado a que sean siempre fieles al Bautismo con el coherente testimonio de vida. Del mismo modo, a los enfermos les exhortó a que la luz de la Pascua les ilumine y consuele en el sufrimiento. Y finalmente pidió a los recién casados a que añadan el misterio pascual la valentía para ser protagonistas en la Iglesia y en la sociedad, contribuyendo a la construcción de la civilización del amor.