(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – Este lunes se ha celebrado una nueva audiencia del proceso judicial que se está realizando en el Vaticano, conocido como Vatileak 2, en el que hay cinco imputados por robo y filtración de documentos reservados de la Santa Sede.
Esta mañana se ha realizado el cuarto interrogatorio. Después de monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda, el periodista Emiliano Fittipaldi y Francesca Chaouqui, hoy ha sido el turno de Nicola Maio.
Respondiendo a las preguntas del fiscal, Maio ha explicado cómo empezó su trabajo en la Cosea, comisión investigadora de los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede. El imputado ha asegurado que nunca sustrajo documentos ni sintió presión para hacerlo. Además, ha afirmado que a los dos periodistas imputados, Fittipaldi y Nuzzi, les conoció en la primera audiencia del juicio.
Nicola ha explicado que su función era de secretario ejecutivo y que aceptó este trabajo porque se encontraba en un momento “semi-sabático” en su vida ya que se estaba preparando para terminar su doctorado. Y que cuando presentó su dimisión, diciembre 2014, lo hizo porque consideraba que su trabajo ya había concluido, porque en algunos aspectos ya no se encontraba de acuerdo con monseñor Vallejo pero también porque para él esto fue un paréntesis y quería continuar con su vida.
Tal y como ha recordado, él fue nombrado como secretario ejecutivo de la Cosea el 4 de octubre de 2013. Su trabajo –ha explicado el imputado– se desarrollaba mayormente en la habitación 127 de la Domus Santa Marta. En algunas ocasiones iba a la prefectura de Asuntos Económicos, pero era una presencia esporádica.
Cuando el fiscal le ha preguntado por la “comisión en la sombra” de la Cosea, de la que han hablado muchos testigos, incluso él mismo en su declaración previa al juicio, ha precisado que no usó un término preciso, y que en realidad quería hablar de una “comisión de contacto”. Según él, esta comisión surgió por la preocupación que existía de que la reforma económica en la Santa Sede fuera boicoteada.
La cadena de mando a la que estuvo sometido durante su labor en la Cosea –ha referido el imputado– era Santo Padre, monseñor Vallejo y él.
En su declaración inicial, ha recordado el fiscal, Maio habló de que había sufrido “presión psicológica”. Al respecto, ha explicado que era consciente que aquí “se estaba escribiendo la historia de la Iglesia” y que el trabajo que estaban realizando “era voluntad del Papa”.
Por otro lado ha asegurado que todos los documentos que manejaba y que facilitaba a otras personas, siempre dentro de la Cosea, lo hacía de un modo legítimo. En esta misma línea ha aseverado que los documentos a los que tenía acceso eran de tipo práctico, no “de alto nivel”.
Al preguntarle sobre la relación entre Francesca Chaouqui y monseñor Vallejo Balda, el secretario ha explicado que llegó a aconsejarles «cautela» ya que la relaciones públicas había implicado demasiado en su vida personal al sacerdote español. En esta línea precisó que Chaouqui ejercía una importante influencia sobre monseñor Vallejo.
Sobre su dimisión, Nicola Maio ha indicado que “tenía otros objetivos en su vida”. Le propusieron ser secretario de varias asociaciones “Mensajeros de la paz”, “San Nicolás” y “Fundación Santa María del Camino” para promover sus actividades en Italia. A propósito, Maio ha hablado de una dinámica “paravaticana” que “para mi sensibilidad me parecía impropia” y no quiso implicarse.
El imputado ha confirmado con firmeza respondiendo tanto al fiscal como a su abogada que nunca hizo nada ilícito.
Especificando el trabajo de archivo que se realizó al final de la Cosea, ha contado que a parte del “archivo en papel” existía también un server que estaba ubicado en la habitación del capellán de la Guardia Suiza.
La próxima vista ha sido fijada para este miércoles por la mañana, en la que tendrá que prestar declaración el último de los cinco imputados, el periodista Nuzzi.