Monseñor Monseñor Fidel Herráez - Archidiócesis de Burgos

Monseñor Fidel Herráez: 'Recibir el palio es signo de fidelidad y comunión con el Papa'

El arzobispo de Burgos, España, recibe este miércoles el palio en Roma en la celebración presidida por el Santo Padre

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(ZENIT – Roma).- Este miércoles, festividad de San Pedro y San Pablo, 25 nuevos arzobispos metropolitanos recibirán el palio de manos del Santo Padre y después les será impuesto en sus diócesis de pertenencia por parte del nuncio apostólico de su país. Este nuevo método fue propuesto por el papa Francisco el año pasado, haciendo de esta forma que la Iglesia local puede participar en la imposición del palio del nuevo arzobispo.
El palio es un ornamento del Papa y de los obispos los metropolitanos. Una especie de faja circular que va entorno al cuello con un rectángulo anterior y otro posterior, de lana blanca, con varias cruces bordadas de color rojo o negro, y simboliza el cordero que debe cargar el pastor.
Monseñor Fidel Herráez Vegas, arzobispo desde hace siete meses de Burgos España, es uno de ellos y ha explicado a ZENIT qué supone para él el momento que vivirá este miércoles, 29 de junio. Del mismo modo cuenta cómo han sido los primeros meses en la guía pastoral de esta archidiócesis, reuniéndose en privado con los sacerdotes, uno por uno, visitando enfermos, celebrando en las parroquias. Asegura además, la importancia de la labor caritativa de la Iglesia en la sociedad española y pide a los futuros gobernantes, que busquen siempre y por encima de todo el bien común.
“Recibir el palio arzobispal para los que el Papa nos llama supone algo que tiene mucha importancia”, asegura monseñor Herráez. Además, recuerda que el palio es un signo “de unidad y catolicidad dentro de la Iglesia”,así como “de fidelidad y comunión de los arzobispos con el Papa”. Para mí –asegura– es un acto muy significativo. En primer lugar para la Iglesia local, la de Burgos, pero también para él como arzobispo.  
A los miembros de la Iglesia de Burgos les pide que recen por él para que “Dios me ayude a vivir muy entregado a su servicio, siguiendo las orientaciones del papa Francisco”. Y que les recuerda a ellos especialmente en estos días que están celebrando las fiestas patronales. Señala también que la condición de metropolita por parte del arzobispo conlleva a trabajar en favor de la comunión entre las diócesis hermanas sufragáneas. En este caso, Bilbao, Vitoria, Palencia, Osma-Soria.
En estos primeros meses en este nuevo destino pastoral, monseñor Fidel asegura sentirse “muy agusto”  y “muy contento” en esta Iglesia que tiene “muchas realidades de vida espiritual”, además de haber sentido la colaboración y la cercanía  de las autoridades locales. La Iglesia local de Burgos, explica, tiene una larga tradición de vida cristiana. Una archidiócesis de 31 monasterios de vida contemplativa, 90 comunidades de vida activa, cuenta con 730 misioneros y misioneras nacidos en Burgos y en países en misión. Y el nuevo arzobispo ha ido visitando algunas de estas realidades y seguirá haciéndolo para conocerlos de cerca. Lo mismo hará con los sacerdotes, más de 400, con quienes se reunirá personalmente uno por uno en encuentros de una hora. Ya se ha reunido con 180 y espera terminar los encuentro poco después del principio del próximo curso académico.
El Santo Padre insiste siempre a los obispos en cuidar y ser cercanos con sus sacerdotes y así es como monseñor Fidel lo lleva a cabo. “Y también he comenzado ya la visita pastoral, desde hace tres meses, en las parroquias”, señala. La archidiócesis de Burgos tiene unas 1003 parroquias y unas 50 ya han recibido la visita del nuevo arzobispo. Y es así –precisa el prelado– como se puede tener el contacto directo con los feligreses, los sacerdotes, los enfermos y ancianos, a quienes se visita en casa porque no pueden ir a la parroquia. “El contacto directo es esencial”, asegura.
En su labor pastoral quiere hacer dos cosas principalmente, “querer y servir”. Todo ello siguiendo el mandato del Papa que en tantas ocasiones ha indicado que quiere “pastores con olor a oveja”. Por su parte, monseñor Herráez indica que el “olor a oveja” va unido al “olor a Cristo”. Oler a Cristo –precisa– es vivir con Él, unido a Él, para poder entregarse a los demás.
Y todo ello se traduce también en ayuda concreta a las personas necesitadas. Al respecto, el arzobispo recuerda que la Iglesia a través de personas e instituciones concretas da respuesta a estas peticiones. En concreto, recuerda que Cáritas es uno de los “brazos visibles que la Iglesia tiene” para ayudar a los demás y hacer concreto el amor de sus miembros”.
Para finalizar, monseñor Herráez hace una reflexión sobre las recientes elecciones celebradas en España el pasado domingo. “Deseo para aquellos que quieren dedicarse para servir a los demás en la vida pública, que tengan presente en primerísimo lugar, el bien común, el bien de todos. El mejor y mayor bien para todos los que formamos esa nación que es España”, indica el prelado. En consecuencia –añade– yo deseo que a todos los que se abren a servir en público, en la vida política, económica, social, cultural, que tengan como objetivo primordial el bien común y como consecuencia no tengan como primordial el bien de los partidos, ni el bien personal, ni el bien de minorías parciales.

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Rocío Lancho García

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