En declaraciones a la agencia misionera Misna, monseñor Mazzolari explicó que la sequía en la región no concede tregua y reveló sus temores de que la falta de comida y la penuria de agua provoque miles de víctimas antes de la próxima primavera boreal.
El obispo explicó que en su diócesis viven casi cuatro millones de sudaneses en condiciones de vida muy deterioradas por la guerra que dura desde 1983.
«Después de veinte años de desastre, la población no está más en condiciones de soportar el conflicto», asegura.
El prelado hizo auspicios para el inicio de una reconciliación nacional entre las diferentes facciones que luchan para controlar el territorio rico de petróleo y manifestó la esperanza de que el acuerdo «no se funde solamente sobre intereses puramente económicos» sino que tenga en cuenta las necesidades de la gente, como factor prioritario.