(ZENIT – Roma).- El Santo Padre Francisco envió un videomensaje a los obispos reunidos en la Asamblea General de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos de Norteamérica, que se realizó en Baltimore y en el cual eligieron a los nuevos presidente y vicepresidente para los próximos tres años.
A continuación el texto del mensaje:
Me alegra tener esta oportunidad para poder dirigirme a ustedes. Hace apenas un año estuve con ustedes en mi visita pastoral a los Estados Unidos. Allí, quedé impresionado por la vitalidad y la diversidad de la comunidad católica.
A lo largo de su historia, la Iglesia en su País ha acogido e integrado nuevos flujos de inmigrantes. Con la rica variedad de sus lenguas y tradiciones culturales, han dado forma al rostro en continua trasformación de la Iglesia estadounidense.
En este contexto, quisiera referirme al próximo Quinto Encuentro Nacional de Pastoral Hispana. La celebración de este Quinto Encuentro dará inicio en sus diócesis el próximo mes de enero y concluirá con una celebración nacional en septiembre de 2018.
En continuidad con los anteriores, este Encuentro busca reconocer y valorar los dones específicos que los católicos hispanos han ofrecido y siguen ofreciendo a la Iglesia en su País. Pero es mucho más que eso. Es parte de un proceso más grande de renovación y de impulso misionero, al que están llamadas todas sus Iglesias locales.
Nuestro gran desafío es crear una cultura del encuentro, que aliente a cada persona y a cada grupo a compartir la riqueza de sus tradiciones y experiencias, a abatir muros y a construir puentes. La Iglesia en los Estados Unidos, como en otras partes del mundo, está llamada a «salir» de su comodidad y a convertirse en fermento de comunión. Comunión entre nosotros mismos, con nuestros hermanos cristianos y con todos los que buscan un futuro de esperanza.
Tenemos que ser cada vez más plenamente una comunidad de discípulos misioneros, llenos de amor al Señor Jesús y de entusiasmo por la difusión del Evangelio. La comunidad cristiana debe ser un signo y un anuncio profético del plan de Dios para toda la familia humana. Estamos llamados a ser portadores de buenas noticias para una sociedad sujeta a desconcertantes cambios sociales, culturales y espirituales, y a una creciente polarización.
Espero que la Iglesia en su País, en todos sus ámbitos, acompañe este Encuentro con su propia reflexión y discernimiento pastoral. De manera particular, les pido que consideren de qué manera sus Iglesias locales pueden responder mejor a la creciente presencia, a los dones y al potencial de la comunidad hispana. Conscientes de la aportación que la comunidad hispana ofrece a la vida de la nación, rezo para que el Encuentro contribuya a la renovación de la sociedad y al apostolado de la Iglesia en los Estados Unidos de América.