(ZENIT Noticias / Nueva Delhi, 11.08.2024).- La próxima visita del Papa Francisco a Timor Oriental ha generado tanto entusiasmo entre los fieles como controversia por el elevado costo que implica, en un país donde la pobreza y la inseguridad alimentaria son problemas graves y persistentes.
El gobierno de Timor Oriental ha destinado 12 millones de dólares para preparar la visita del Pontífice del 9 al 11 de septiembre, un gasto que incluye un millón de dólares solo para la construcción de un altar para la misa papal en Tasi-Tolu. Esta asignación ha sido duramente criticada por grupos de derechos humanos y organizaciones civiles, que consideran desproporcionado el gasto en ceremonias cuando la población enfrenta desafíos económicos críticos.
La construcción del altar, a cargo de la empresa Carya Timor y diseñado por un ingeniero del Vaticano, ya está casi terminada. Se espera que la misa del 10 de septiembre atraiga a unos 700.000 católicos, la mayoría provenientes de la población local. Sin embargo, muchos cuestionan la prioridad dada a este proyecto en un país donde el 42% de los habitantes vive en la pobreza.
Mariano Fereira, investigador del Instituto Lao Hamutuk, una organización no gubernamental dedicada al monitoreo del desarrollo, criticó la decisión del gobierno de gastar tanto dinero en la visita papal, señalando que la asignación para la producción de alimentos en el país es apenas de 4,7 millones de dólares. Fereira argumenta que estos recursos podrían haberse utilizado para abordar problemas urgentes como la seguridad alimentaria, en lugar de en ceremonias de alto costo.
La preparación para la misa en Tasi-Tolu también ha tenido un impacto directo en la vida de 185 familias que residen en la zona designada para el evento. Estas familias enfrentan un desalojo inminente, y grupos de derechos humanos han denunciado que el gobierno no ha ofrecido alternativas adecuadas ni compensaciones justas.
Pedrito Vieira, coordinador de la Red de Tierras, ha expresado su preocupación por la falta de claridad y apoyo a estas familias, quienes siguen esperando una solución mientras la fecha de su desalojo se aplaza una y otra vez. «Los niños están especialmente afectados, ya que ni siquiera saben a qué escuela podrán asistir tras el desalojo», señaló Vieira, subrayando la incertidumbre que rodea a estas comunidades.
Sabino Pereira, portavoz de los residentes de Tasi-Tolu, hizo un llamado al gobierno para que considere a estas familias como ciudadanos con derechos, y les brinde un trato digno. «Un desalojo repentino solo traerá más incertidumbre a nuestras vidas», afirmó.
A pesar de las críticas, la mayoría de los católicos en Timor Oriental espera con entusiasmo la llegada del Papa Francisco, el segundo Pontífice en visitar el país después de Juan Pablo II en 1989. Esta visita se enmarca en la celebración del 25º aniversario de la independencia de Timor Oriental, en la cual la Iglesia Católica desempeñó un papel fundamental en la lucha por los derechos humanos.
El gobierno ha tomado medidas para organizar la logística de la visita, asignando 40.000 dólares a los comités organizadores en los municipios. Se espera que miles de fieles lleguen a Dili en los días previos a la misa, con la recomendación de caminar hasta el lugar del evento para evitar congestionamientos de tráfico. Sin embargo, debido a las dificultades logísticas, se ha aconsejado a los ancianos, personas con discapacidades y otros grupos vulnerables que sigan la misa desde sus hogares.
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