Jóvenes de los 5 continentes marchan con el Papa en la JMJ de Panamá © Vatican Media

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‘Cristo vive’: «El don de la vocación será un don exigente. Hay que arriesgarse»

Capítulo noveno: «El discernimiento»

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(ZENIT – 11 abril 2019).- “El don de la vocación será, sin duda, un don exigente. Los dones de Dios son interactivos, y para disfrutarlos hay que ponerse en juego, hay que arriesgarse” escribe el Papa en el último capítulo de la Exhortación Apostólica Cristo vive.

El discernimiento es el tema que ocupa el noveno capítulo de la Exhortación Apostólica post-sinodal Cristo vive que el Papa Francisco ha escrito en forma de carta a los jóvenes y a todo el pueblo De Dios, fruto de los trabajos realizados en el Sínodo de los Obispos sobre «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional», que se celebró en Roma en octubre de 2018.

El pasado 25 de marzo de 2019, fiesta de la Anunciación, el Santo Padre firmó el documento original de la Exhortación Christus vivit en el Santuario de Loreto, en Italia y lo encomendó a la Virgen, pidiéndole su intercesión por los frutos del Sínodo y de la Exhortación con los jóvenes del mundo.

El Papa recuerda que “sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en títeres a merced de las tendencias del momento” (279). “Una expresión de discernimiento es el compromiso de reconocer la propia vocación. Es una tarea que requiere espacios de soledad y silencio, porque es una decisión muy personal que nadie más puede tomar en nuestro lugar” (283).

Vocación, don exigente 

El silencio no es una forma de aislamiento, comenta el Papa, porque «hay que recordar que el discernimiento orante requiere partir de una disposición a escuchar: al Señor, a los demás, a la realidad misma que siempre nos desafía de maneras nuevas. Sólo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente (…). (284)

Cuando se trata de discernir la propia vocación –aconseja Francisco– es necesario hacerse varias preguntas (…) ¿me conozco a mí mismo, más allá de las apariencias o de mis sensaciones?, ¿conozco lo que alegra o entristece mi corazón?, ¿cuáles son mis fortalezas y mis debilidades? Inmediatamente siguen otras preguntas: ¿cómo puedo servir mejor y ser más útil al mundo y a la Iglesia?, ¿cuál es mi lugar en esta tierra?, ¿qué podría ofrecer yo a la sociedad? Luego siguen otras muy realistas: ¿tengo las capacidades necesarias para prestar ese servicio?, o ¿podría adquirirlas y desarrollarlas?. (285)

Atención a la persona

Se requieren tres sensibilidades de quienes ayudan a los jóvenes en su discernimiento. La primera es la atención a la persona: “se trata de escuchar al otro que se nos da a sí mismo con sus propias palabras” (292).

La segunda consiste en discernir, es decir, “se trata de captar el punto correcto en el que se discierne la gracia de la tentación” (293). La tercera consiste “en escuchar los impulsos que el otro experimenta “adelante”.

Es la escucha profunda de “donde el otro realmente quiere ir”““. (294). Cuando uno escucha al otro de esta manera, “en algún momento debe desaparecer para dejar que siga el camino que ha descubierto. Desaparecer como el Señor desaparece de la vista de sus discípulos” (296). Debemos “despertar y acompañar los procesos, no imponer caminos”. Y estos son procesos de personas que siempre son únicas y libres. Por eso es difícil crear libros de cocina” (297).

Deseo del Papa

La exhortación concluye con “un deseo” del Papa Francisco: “Queridos jóvenes, me alegrará verles correr más rápido que los que son lentos y temerosos. Corran y sean atraídos por ese rostro tan amado, que adoramos en la Sagrada Eucaristía y reconocemos en la carne de nuestro hermano que sufre…. La Iglesia necesita de su impulso, de sus intuiciones, de su fe… Y cuando lleguen a donde todavía no hemos llegado, tengan la paciencia de esperar por nosotros”. (299).

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Rosa Die Alcolea

Profesional con 7 años de experiencia laboral en informar sobre la vida de la Iglesia y en comunicación institucional de la Iglesia en España, además de trabajar como crítica de cine y crítica musical como colaboradora en distintos medios de comunicación. Nació en Córdoba, el 22 de octubre de 1986. Doble licenciatura en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Universidad CEU San Pablo, Madrid (2005-2011). Ha trabajado como periodista en el Arzobispado de Granada de 2010 a 2017, en diferentes ámbitos: redacción de noticias, atención a medios de comunicación, edición de fotografía y vídeo, producción y locución de 2 programas de radio semanales en COPE Granada, maquetación y edición de la revista digital ‘Fiesta’. Anteriormente, ha trabajado en COPE Córdoba y ABC Córdoba.

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