El Papa manifiesta su cercanía a los cristianos perseguidos por su fe

Presenta el testimonio de los misioneros que recientemente han dado la vida por el Evangelio

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 26 marzo 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI manifestó este domingo su solidaridad a las comunidades que viven en países donde la libertad religiosa es pisoteada y recordó en particular a los misioneros que siguen siendo asesinados en el anuncio del Evangelio.

El pontífice dedicó su semanal intervención con motivo del Ángelus a recordar la Jornada de oración y ayuno en recuerdo de los misioneros muertos por el Evangelio, que como es ya una tradición se celebró el 24 de marzo, el mismo día en que tuvo lugar el consistorio para la creación de quince nuevos cardenales.

Según el Papa se trató de «una providencial coincidencia», pues la fidelidad al Evangelio «hasta el sacrificio de la vida es un carácter distintivo de los cardenales, como lo testimonia su juramento y como lo simboliza la púrpura, que tiene el color de la sangre».

La Jornada de los misioneros asesinados es promovida desde 1993 por el Movimiento Juvenil Misionero de las Obras Misionales Pontificias. La fecha elegida es el 24 de marzo, aniversario del asesinato (1980) de monseñor Óscar A. Romero, arzobispo de San Salvador.

Según los informes de la agencia de información de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, «Fides», en 2005 fueron asesinados 24 misioneros (obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, seminaristas, laicos…).

Ahora bien, la misma agencia aclara que estos datos son inferiores a la realidad, pues existen casos de asesinato y martirio de católicos por su fe cuyo testimonio no sale de sus países.

Entre el año 2000 y el año 2005, «Fides» ha registrado 163 víctimas. En el año 2006, ya se han dado asesinatos de misioneros católicos en la India, Turquía, Filipinas, Burundi, Angola, Nigeria y Colombia.

Gracias a estas dos celebraciones en un solo día, reconoció el Papa, «el consistorio fue una ocasión para sentirnos más cerca que nunca de todos esos cristianos que sufren persecuciones a causa de la fe».

«Su testimonio, del que diariamente recibimos noticias, y sobre todo el sacrificio de quienes han sido asesinados –reconoció–, es para nosotros motivo de edificación y nos motiva a un compromiso evangélico cada vez más sincero y generoso».

El sucesor de Pedro dirigió su pensamiento «particularmente a aquellas comunidades que viven en los países en los que falta la libertad religiosa o sufren de hecho múltiples restricciones, a pesar de que se afirme sobre el papel».

A estos cristianos les envío su «afectuoso aliento para que perseveren en la paciencia y en la caridad de Cristo, semilla del Reino de Dios, que viene, es más, que ya está en el mundo».

«A cuantos trabajan al servicio del Evangelio en esas difíciles situaciones, deseo expresarles mi más profunda solidaridad en nombre de toda la Iglesia, y al mismo tiempo asegurarles mi cotidiano recuerdo en la oración», aseguró.

El último de los misioneros caídos de los que ha llegado noticia a Roma ha sido el sacerdote católico Eusebio Ferrão, cuyo asesinato, perpetrado la noche del 17 al 18 de marzo, ha conmocionado a la comunidad cristiana del Estado indio de Goa.

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ZENIT Staff

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