La nota, distribuida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, informa que el edificio, de 19 plantas de superficie (y 4 subterráneas), debería surgir a menos de diez metros de distancia de la pared nordeste de la Catedral de San José.
La catedral «corre el peligro de ser dañada irreparablemente», reconoce comunicado, aclarando que ya existen un caso precedente, el de la Iglesia armenia que, por análogos motivos, ha experimentado graves perjuicios.
Según el Vaticano, la construcción del rascacielos atenta contra «las disposiciones del Tratado de la Unión Europea sobre las Condiciones Legales y las Medidas para el Mantenimiento del Patrimonio Cultural, de 1993, a las que adhirió Rumania, y del Informe de la Comisión estatal para la Vigilancia de las Construcciones».
Una Resolución del Senado de Rumania ya ha aprobado el Informe de la relativa Comisión de investigación, que pide la suspensión inmediata de las obras.
«Tras dicha Resolución se espera una decisión de las autoridades competentes», explica la Santa Sede.