Explotados o condenados por ser cristianos

Shahid Mobeen, fundador de la Asociación Paquistaní­ de Cristianos en Italia, destaca las condiciones de esclavitud y persecución a las que se enfrentan los cristianos en su paí­s

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La principal ambición de un cristiano que vive en Pakistán es no poseer nada: nada que pueda generar envidia, ningún bien que puede resultar atractivo para algún delator dispuesto a denunciarte. La única solución es seguir trabajando como esclavos con toda la familia en una fábrica de ladrillos… Esto era lo que hacían también Shama y Shahzad Masih, los esposos cristianos que esperaban su cuarto hijo, y que fueron quemados vivos el pasado 4 de noviembre en el horno en el que trabajaban. Es uno de los miles de episodios de barbara ejecución extrajudicial por cargos de blasfemia. Además, es fácil ser condenados por blasfemia allí, visto que la ley, que castiga con la pena de muerte a aquellos que insultan a Mahoma y con la cadena perpetua a los que profanan el Corán, ni siquiera prevé la carga de la prueba por parte del que acusa. Si tenemos en cuenta que el 40 por ciento de los acusados son cristianos y la minoría cristiana representa sólo el 2 por ciento de la población, no hay duda de que la ley anti-blasfemia es el instrumento más importante para la persecución y la discriminación de las minorías religiosas.

Shahid Mobeen, profesor de la Pontificia Universidad Lateranense y fundador de la Asociación Paquistaní de Cristianos en Italia, ha participado esta mañana en una conferencia ante la Cámara de Diputados durante la cual se ha emitido una moción sobre la libertad religiosa, que propone unas medidas que deberán ser tomadas en consideración antes de la clausura del semestre europeo. El profesor ha respondido a las siguientes preguntas de ZENIT.

                                                        ***

 ¿Por qué es importante que el Parlamento italiano apruebe una moción a favor de la libertad religiosa en Pakistán?
— Shahid Mobeen: La moción que hemos presentado como Asociación Paquistaní de Cristianos en Italia a los parlamentarios y senadores italianos es para discutir, en las relativas sedes competenciales y de representación política, para que se pueda pedir la protección de las minorías religiosas, en la relación bilateral con Pakistán, porque el compromiso asumido hasta ahora por el gobierno pakistaní no es suficiente. Es necesaria una acción, donde se condicione la relación comercial y económica con Pakistán, para obtener unos resultados efectivos.

¿Proponer al final de la moción la propuesta de no establecer relaciones comerciales con países que aplican la sharia sería posible y sobre todo resolutivo?
— Shahid Mobeen: No se nos puede aislar en el mundo globalizado de hoy, lo que requiere un compromiso mutuo también a nivel de seguridad. Así que pienso que, a pesar de que es imposible mantener un discurso de una manera tan extrema, en la agenda política se podrían incluir algunas sanciones económicas y comerciales a los países que que no proveen a la defensa de la libertad religiosa y al derecho a la plena ciudadanía de las minorías religiosas, especialmente las cristianas.

¿Por qué es necesario incentivar los acuerdos bilaterales entre la Unión Europea y países como Pakistán, por ejemplo, el realizado por el exministro de Exteriores Frattini que garantiza becas en el extranjero no sólo a los estudiantes musulmanes?
— Shahid Mobeen: Este tipo de acuerdo bilateral permite el desarrollo y la seguridad de todas las minorías religiosas ya que el gobierno está motivado políticamente por la comunidad internacional para mejorar la condición de sus minorías.

En Pakistán existe el problema de la esclavitud en las fábricas de ladrillos: familias enteras analfabetas contraen deudas irredimibles con los propietarios de los hornos y se ven obligadas a trabajar para siempre…
— Shahid Mobeen: En Pakistán hay casi un millón de esclavos en el centro-sur, que trabajan tanto en los hornos como para los latifundistas. Me gustaría subrayar la necesidad de liberar a los esclavos cristianos. Son casi cien mil, pero es una estimación informal; es imposible obtener datos precisos y es imposible acercarse a ellos. Los dueños de los hornos están de hecho comprometidos con otros cargos del gobierno y son muy agresivos; hablar de este tema significa arriesgar la propia vida.

¿No existe el riesgo de ulteriores represalias extremistas al tratar abiertamente el problema de esta nueva esclavitud de la gleba?
— Shahid Mobeen: Pienso que si no se habla de un crimen el crimen continúa. Puede ser que haya una fuerte reacción por parte de estos criminales –no los llama empresarios o comerciantes– pero esta reacción debe ser vigilada y controlada por las instituciones de seguridad.

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Maria Gabriella Filippi

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