Cuando faltan pocos días para el inicio del próximo viaje del papa Francisco a México, la periodista de Televisa, Valentina Alazraki, que cubrió todos los viajes de los pontífices en el país Azteca, narró cómo ha cambiado la situación desde el primero realizado por Juan Pablo II.
Lo hizo en un desayuno de trabajo en el hotel NH Giustiniani de Roma, organizado por Mediatrends América, que contó también con una relación del embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer; y del rector del Pontificio Colegio Mexicano, Armando Flores Navarro, en donde indicaron las perspectivas y esperanzas de este viaje.
Y para ilustrar la dificultad de entonces, narró el encuentro ‘subrealista’ en el primer viaje entre Juan Pablo II y el presidente López Portillo: «Se organizó todo de tal manera que su helicóptero aterrizó por ‘causalidad’ en el hangar de Obras Públicas, apenas después que llegó el avión que llevaba al Santo Padre. López Portillo allí tuvo el encuentro, le dio la mano y le dijo al Pontífice: ‘Buenas tardes señor, lo dejo en las manos de mi pueblo’.
Los sacerdotes entonces no podían vestir sotana, lo que en un primer momento le hizo pensar al papa Wojtyla que quizás era verdad lo que predecían sobre México, pero afuera del aeropuerto cambió todo cuando encontró a millones de personas que le esperaban y acompañaron durante su estadía.
En la segunda visita en 1990 –prosiguió Alazraki– el presidente Carlos Salinas de Gortari, recibió al Papa en un encuentro de cortesía pero no como jefe de estado. En cambio la tercera visita en 1993 en Yucatán, el Papa ya es recibido como jefe de Estado y con el debido protocolo. Es en 1999 cuando le reciben todas las autoridades y el gabinete; y el Papa bendice Los Pinos.
El último viaje de Juan Pablo II es en 2002, con el presidente Fox, el cual se declara abiertamente católico. Al recibirlo en el aeropuerto, el mandatario y su esposa se arrodillan y le besan el anillo, lo que creó no poca polémica en todo el país. En cada visita papal México era, por así decir, un país diferente. Cuando Benedicto XVI se encuentra con el presidente Calderón, ya era todo diverso.
La periodista que se encuentra trabajando en Roma para Televisa Tv México desde 1974, señaló que este viaje tiene además una gran importancia porque refleja los temas prioritarios del Pontífice, en particular la migración, pobreza y poblaciones marginadas. Y expresó su impresión personal de que a Francisco cuando estuvo en Estados Unidos para la Jornada Mundial de la Familia, en Filadelfia, le hubiera gustado entrar a México por la frontera norte de Ciudad Juarez como ‘migrante’, solo que entonces tenía prioridad el acercamiento entre Washington y La Habana.
Alarzaki recordó que poco después estalló el caso de la ‘mexicanización’ debido a un e-mail privado del Santo Padre a un amigo, donde manifestaba su preocupación de que en Argentina se radicara una violencia y narcotráfico a la mexicana, lo cual llevó al Papa a tener que explicar cosas evidentes: que de ninguna manera quiso ofender, que era un término técnico como se usa el de balcanización, etc. Y promete: «Voy a ir a México, no es un país de paso, se merece varios días”.
Entre los nuevos factores, señaló, figura que Francisco no va a ir a lugares que ya fueron visitados por otros pontífices, excepto Ciudad de México, debido al santuario de Guadalupe.
“Pero Francisco –aseguró Alazraky– no va con la varita mágica, sino para llevar un mensaje en positivo”. Así “en un país importante pero que tiene periferias, va con esta óptica”. En las dos fronteras, norte y sur, con un problema con dos caras que se repiten, porque si bien hay mexicanos que ven sus derechos violados en EE. UU., también en el sur de México hay migrantes que entran de Centroamérica y ven violados sus derechos.
Y en Chiapas está el encuentro con el mundo indígena, con pobreza, en donde el Papa “quiere hablar de la dignidad de estos pueblos y de sus culturas que tienen que ser debidamente integradas en la sociedad mexicana”. Se trata de “encuentros temáticos”que entretanto “van a ser dirigidos a todo el país”.
Entre los factores particulares de este viaje, prosiguió la vaticanista, “el Papa decidió personalmente su agenda, de su voluntad, aunque al gobierno algunos lugares no le gustaran mucho. Por ejemplo, le propusieron que el domingo en el cual estará en Ciudad de México, tuviera un encuentro con el mundo de la cultura, y lo hizo cancelar, porque va para hablar con la gente del pueblo”.
¿Y qué va a hacer en esa tarde libre? ¿A quien va a recibir, en el poco tiempo libre que tendrá? Muchos han pedido verlo. Entre los temas se baraja el de los padres de lo 43 estudiantes desaparecidos, o de las víctimas de abusos por parte del clero. Será un factor sorpresa.
Al concluir, la periodistas señaló una impresión que tuvo al principio del pontificado, que el Papa consideraba a México como un país muy mimado y mal criado, con tantas visitas de pontífices. Y que en el contacto con los obispos mexicanos el Santo Padre vio que se trataba de un país con muchas periferias internas, y así fue madurando su idea, movido además, «por el pensamiento de que la Virgen de Guadalupe es la patrona de América».