Película Proveda

Gente haciendo cola en los cines para ir a ver la película sobre Proveda

La estela de san Pedro Poveda, de norte a sur

(ZENIT – Roma).- Ni siquiera los creadores, la troupe que ha rodado el filme biográfico sobre un santo del siglo XX, san Pedro Poveda, hubiera soñado con este éxito de público y mucho menos que, al final de la película, el público […]

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(ZENIT – Roma).- Ni siquiera los creadores, la troupe que ha rodado el filme biográfico sobre un santo del siglo XX, san Pedro Poveda, hubiera soñado con este éxito de público y mucho menos que, al final de la película, el público aplauda. Algo insólito en Madrid. La propia Institución Teresiana, asociación fundada por el canónigo linarense, no se hubiera atrevido a soñar con este inesperado éxito. De norte a sur, de este a oeste, la estela benéfica de Poveda deja a los espectadores pensativos. Una vida tan nítida, luminosa, simpática, entregada hasta dar la vida, es como la perla preciosa del evangelio. Y junto a él, esa mujer extraordinaria que fue María Josefa Segovia. Juntos lucharon por una España mejor, que empezaba por una educación de calidad para el pueblo; juntos sufrieron la incomprensión de los buenos y la persecución de políticos, y educadores exquisitos, que pensaban en España como su finca particular, y que sólo ellos sabían cómo educar al pueblo…
Prórrogas y colas
La Institución Teresiana, con muy buen criterio y una cuidada política de medios, preparó con tiempo el terreno, sabiendo que la película es modesta, no sólo por presupuesto, sino porque está dirigida a un público lamentablemente hoy minoritario, y en especial porque durante tanto tiempo se ha ignorado adrede el fin de tantos héroes anónimos, inocentes que dieron con alegría la vida por su fe y sus ideales, en los años revueltos de la II República y la guerra civil.
Los centros, proyectos, colegios, residencias, asociados y amigos de la Institución Teresiana gestionaron la proyección de la película, en sus ciudades; hubo autobuses enteros de chavales y chavalas que hicieron de ese día una fiesta. Y aseguraron un público. Pero hete aquí que los empresarios de algunas salas decidieron prorrogar la permanencia en cartel de Poveda, por un suceso sorprendente. Una de las más espaciosas salas del centro de Madrid, ha prorrogado ya dos semanas la proyección de Poveda. A las 3,45 de la tarde, quince minutos antes, hay ya una larga cola, en días de diario. Otro cine cotizado, en el centro de la ciudad, y dos de la periferia, la proyectan, al ver que es la segunda película más vista de Madrid en la semana del estreno.
Más de 50 ciudades, de norte a sur
Ciudades en las que en principio no se preveía la proyección del filme han decidido llevar Poveda a sus salas (http://www.povedalapelicula.com/cines/). El Ministerio de Educación la ha recomendado, como ejemplo de educación en la igualdad de oportunidades. Las críticas, aún sabiendo que es un producto de poco coste y medios modestos, señalan la estupenda banda sonora, el buen trabajo de los actores que encarnan a Poveda –Raúl Escudero–, a María Josefa Segovia –Elena Furiase, nieta de la conocida Lola Flores–, al miliciano Felipe –Miguel Berlanga– y al escopetero Manolo –Fran Calvo–; sólo hubo una crítica leve pero torticera –no a la película, sino a las teresianas de Poveda–, por parte de un bloguero que no deja a obispo con cabeza.
Pero, ¿por qué este inusitado éxito? Porque por muchos años en España se predicó la reconciliación entre «las dos españas», tanto por la Iglesia católica, como por los vencidos que sufrieron la represión franquista. En la Transición, lo que parecía amnesia era en realidad deseo de los protagonistas de aquellos desgraciados hechos. También Pasionaria y Carrillo hablaban de reconciliación. Pasionaria murió asistida por el cura comunista padre Llanos, pero la memoria todavía sangraba.
Hoy, que han muerto muchos de ellos, sus nietos quieren saber. Y se enteran de cosas inauditas: en España, en los años 36-39, en zona «roja», no se podía llevar un crucifijo al cuello, los curas debían ir sin sotana pues de lo contrario arriesgaban la vida, los católicos practicaban su fe y comulgaban en clima de catacumbas. Hubo seis mil sacerdotes y religiosas masacrados sólo por serlo, y varios miles más, hasta llegar a diez mil, laicas y laicos asesinados por ser de Accion Católica, rezar el rosario, dar catequesis, no ocultar su cristianismo, o simplemente ser buenos ciudadanos y testigos ante el juez de crímenes o asesinatos de inocentes. Tiempos muy revueltos. Y en aquella vorágine de odio y sangre, destaca nítida la figura de un hombre de paz, manso, que aconseja a sus seguidores no dejarse impresionar por las terribles noticias –a los diez días del golpe de estado–, pero sí leer todos los días la vida de los mártires de la Iglesia primitiva…
Una vida así, tronchada sólo por hacer el bien, y por tratar de influir cristianamente en la educación pública del país, no deja a nadie indiferente. Este éxito evidencia que en España ha llegado el momento de contar muchas historias, historias de valientes, que son tradición oral de las familias.
Es el tiempo propicio y por eso, en el sur, en una ciudad como Huelva se proyecta Poveda en los multicines La Dehesa Islantilla. Un periodista local no olvida que en los días de proyección se celebra el Día de la Mujer Trabajadora. Todos los años, se repite como un mantra que las mujeres siguen discriminadas y que la conciliación es un buen deseo y nada más, aunque se dieran pasos: «En estos últimos días en que se han acentuado los comentarios sobre los derechos de la mujer, con motivo del día a ella dedicado, esta película pone de relieve cómo su protagonista, el sacerdote Pedro Poveda, fue un eficaz y firme innovador en la búsqueda de nuevos cauces en el ámbito docente y formativo a favor de las españolas de los primeros años del siglo XX».
«Ejerció su activa labor sacerdotal en las barriadas marginales y desarraigadas de las cuevas de Guadix en Granada, promoviendo iniciativas sociales y educativas que favorecieron la protección y formación de las mujeres. Posteriormente Poveda, trasladado a Covadonga, Asturias, inició una nueva experiencia con la colaboración de mujeres jóvenes fundando la Institución Teresiana que intensificó su ejemplar misión apostólica».

«
Poveda (…) nos permitirá seguir a través de las imágenes una vida dedicada por entero a mejorar la situación social y humana de las mujeres de su tiempo. Contados los hechos de manera que el relato de los acontecimientos de la vida del sacerdote vuelven muchas veces al pasado (…), vamos desde la época de su labor entre la sociedad marginada de las cuevas, donde, en principio se le acoge con desconfianza e incluso con hostilidad para después ser admirado y querido por todos, hasta la época más arriesgada de su vida en la violenta, complicada e intolerante España de los años treinta».
«Pablo Moreno [el director] que ya inició este tipo de cine histórico y biográfico dirigiendo Un Dios prohibido (2013), sobre el asesinato de 51 miembros de la Comunidad Claretiana de Barbastro, ha realizado su película con pocos medios pero con muy buenas intenciones». «Ha narrado los hechos de la manera más honesta, sin un atisbo de rencor y con un afán reconciliador, destacando como merece el valor testimonial del protagonista y su misión generosa y evangelizadora».
Cangas de Onís se vuelca
Mientras en el sur se redescubre a este hijo de la tierra andaluza, en el norte, donde vivió y concibió su plan regenerador de la escuela, en Cangas de Onís, cerca del santuario de Covadonga, donde fue canónigo siete años, el cine Colón llena un aforo de más de 550 butacas. están el director, Pablo Moreno, el protagonista, y Juan José Tuñón Escalada, abad de Covadonga; y Juan Manuel González, alcalde; representantes de Goya Producciones, y de la Institución Teresiana (IT).
Apoyan el Ayuntamiento de Cangas de Onís, los ayuntamientos de la comarca, organizaciones como Asturias Actual, y profesionales de medios de comunicación. «Un Santu que se forjó en Covadonga», «Cangas de Onís honra a Pedro Poveda», son titulares, en una tierra que vio al joven sacerdote visitar librerías, hablar con intelectuales, recorrer aulas universitarias, congregar a maestros, y sembrar inquietud entre los miopes del mundo de la enseñanza.
Uno de los diarios más vendidos en Asturias, La Nueva España, decía el 13 de marzo: «Doce años después de que acogiese su última proyección cinematográfica, el teatro Colón de Cangas de Onís volvió a abrir sus puertas al séptimo arte para acoger la proyección del largometraje que relata la vida del sacerdote y fundador de la Institución Teresiana san Pedro Poveda. El teatro se quedó pequeño: minutos antes del comienzo de la película ya no quedaban butacas libres. Los presentes destacaron la altura histórica de un personaje adelantado a su tiempo y empeñado en llevar la educación a todos los rincones, así como en dar a las mujeres el protagonismo social que merecen».
Película de conciliación
El director de la película mostró su satisfacción por la gran acogida que ha tenido: «Quisimos hacer una película que no fuese maniquea ni demagógica y que hiciese honor al espíritu de Poveda. Es una película de conciliación, en la que se cuenta una parte muy importante de nuestra historia».
Moreno reivindicó la figura del canónigo de Covadonga: «La labor de Poveda en favor de las mujeres y desde una perspectiva cristiana de ponerla a la misma altura de los hombres por una cuestión de lógica interna, sigue estando presente pues sigue habiendo mujeres que cobran menos que un hombre o que tienen vetado el acceso a ciertos lugares». «No estaría mal que hoy surgiese alguien que aglutinase todas esas sensibilidades como en su día hizo Poveda», retó.
Laura Moreno, directora de comunicación de la IT expresó su satisfacción por «la buena calidad del producto». Es «una gran oportunidad» para que el público «reconozca o conozca a esta persona, pionero en ver el valor de la educación y en la promoción de las mujeres, así como también en el diálogo entre la fe y la ciencia, entre la fe y la cultura y la fe y la política», dijo.
El abad de Covadonga, Juan José Tuñón Escalada, subrayó el significado para el cabildo de Covadonga y la Iglesia asturiana de san Pedro Poveda: «Dejó huella durante los años que estuvo de canónigo en Covadonga. Junto a la Santina gestó un proyecto que luego se extendió por el mundo entero». El alcalde felicitó al equipo de rodaje y mostró su satisfacción por la promoción que del concejo se hace en el filme.
Entre el público todo eran parabienes. Carmen del Cueto, de Onís, que fue extra: «Me hizo mucha ilusión. El padre Poveda fue un sacerdote de chapeau y un ejemplo a seguir». Flora Martínez, de Avín, antes de entrar: «Seguro que me gusta la película. Todo el mundo habla maravillas de este hombre». En la cola Rosita Morán, también de Onís concluye: «Mi padre conoció al padre Poveda y lo llevaba de un lado para otro en diligencia. Era un sacerdote ejemplar».

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Nieves San Martín

Ciudad Real, España. Diplomada en Estudios Avanzados (Universidad de Almería); máster en Sistemas y Tecnologías de la Comunicación en las Organizaciones (Universidad de Ferrara, Italia, 2006); licenciada en Ciencias de la Información, rama periodismo (Universidad Complutense de Madrid, España, 1982); licenciada en Ciencias de la Educación, mención Física y Matemática (Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Venezuela, 1971) 2º premio Inserso 1985 por el conjunto de artículos publicados en el diario YA bajo el título "Urge quitar barreras a los minusválidos"; Medalla y diploma de Cruz Roja de Madrid 1986 por "la extraordinaria colaboración prestada a la organización de los actos de la Semana de la Cruz Roja en Madrid"; Accesit de UNICEF 1989 por el artículo "La convención sobre los derechos del niño prohíbe ejecutar a menores de 18 años", publicado el 8 de septiembre de 1989, en el diario YA; Diploma por la colaboración prestada, y nombramiento de "socia protectora" de la Asociación Madrileña de Ayuda al Minusválido (Madrid, 1984). Trabajó en Roma como traductora para el Vatican Information Service (1997). Consejera técnica de la ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández, en el Gobierno de Felipe González, y redactora jefe del Gabinete de Comunicación de la Ministra, 1991-1993. Redactora de temas sociales y luego jefa de la Sección de Asuntos Sociales y Religión, en el diario YA de Madrid, entre 1982-1990 y 1993-1996. Redactora y coordinadora de la Sección de América Latina de la revista Vida Nueva, 1982-1983 y colaboradora y coordinadora de la sección de América Latina en la misma publicación, 1983-1987. Redactora de temas políticos y sociales de la revista Crítica, 1977-1982. Entre 1971 y 1976, profesora de Física y Matemática en Enseñanza Media, en las ciudades venezolanas de Caracas, Valencia, y Mérida. Publicaciones: Matilde Huici, la tercera mujer, Narcea SA de Ediciones, Madrid 2009; Victoria Díez, una vida entre dos fuegos, editorial Sekotia, Madrid 2011.

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