La familia, garantía de futuro; asegura el cardenal Bertone

En una rueda de prensa con motivo del Encuentro Mundial de las Familias

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CIUDAD DE MÉXICO, sábado, 17 enero 2008 (ZENIT.org-El Observador).- En conferencia de medios, en el marco del VI Encuentro Mundial de las Familias (EMF), el cardenal Tarsicio Bertone aseguró que la familia es una garantía de futuro para la sociedad.

La familia no es sólo la transmisora del patrimonio cultural de un grupo de un pueblo, de la historia de un país, aclaró, de hecho aporta a la sociedad mucho más de lo que da la suma de cada uno de sus miembros.

El legado de Benedicto XVI para este EMF, que se clausurará este domingo, aseguró que esta visión de la familia «nos une a creyentes y no creyentes».

El secretario de Estado del Papa manifestó que este «proyecto implica la noción de familia única, no de familias, como creaciones articificiales de nuestro tiempo, según las raíces de la naturaleza humana, según las raíces del derecho natural, la familia es un proyecto para la sociedad, célula fundamental de la sociedad».

«La familia además de ser garantía de estabilidad es una ventaja para las administraciones públicas porque es el primer motor de los derechos del hombre», señaló.

Refirió que en la familia se encuentra la historia de la propia identidad y en ella hay unidad a pesar de los malentendidos y problemas; es pues, una unidad que persevera. Abundó: «en la familia hay respeto para todos, desde el recién nacido hasta el más anciano, por los desamparados. Se aprende a cuidar al más débil».

Al ser cuestionado sobre los signos que manifiestan la «primavera espiritual» que el mundo atraviesa, según lo ha expresado el Papa Benedicto XVI, señaló que «hoy más que nunca ha habido una cercanía, un hambre de la Palabra de Dios», como lo señaló el reciente Sínodo de los Obispos.

«Hay una muy grande pregunta de ética y de principios morales». De hecho, constató, los economistas que analizan la crisis económica mundial están invocando unas leyes morales que rijan el mundo.

«Espero que vengan adoptadas una ciertas reglas morales: esto será el fruto positivo de esta crisis», afirmó.

Se le preguntó si la jerarquía no se siente responsable de las rupturas que se dan dentro de la familia, tal vez por no saber transmitir el mensaje evangélico a las familias.

Respondió: «Creo que todos somos corresponsales, y no puede atribuirle a la jerarquía el bien o el mal como responsables de esos problemas».Y recordó que la Iglesia se conforma por todos: obispos, sacerdotes, religiosos y laicos.

Sin embargo reconoció que un problema es que no se ha logrado transmitir a los jóvenes y a las parejas la idea de la fidelidad. «¿Por qué se ha dado esto? Porque no hemos salido a comunicar, porque no se ha logrado ser apóstoles de estos valores».

Finalizó emitiendo un mensaje a las familias que están en situación «irregular» y que no quieren dejar de pertenecer a la Iglesia: «Es un tema que se ha tratado mucho en el Congreso y que muchas iglesias locales y obispos han estado trabajando para que todas las parejas que viven en estas situaciones no se sientan abandonadas por la Iglesia».

Pero señaló que la «doctrina no puede ser cambiada porque el Señor Jesús, nuestro maestro, en este punto de la fidelidad, del adulterio, ha sido muy claro».

Sin embargo, añadió, «debemos practicar la misericordia de Dios y ayudar a las familias irregulares a vivir la experiencia de pertenencia a la Iglesia, mediante la experiencia de la oración y de la caridad».

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ZENIT Staff

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