La Iglesia salvadoreña advierte de los peligros de las explotaciones mineras

Monseñor Sáenz Lacalle afirmó que atentan contra la vida humana

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SAN SALVADOR, martes, 13 mayo 2008 (ZENIT.org).- El arzobispo de San Salvador, monseñor Fernando Sáenz Lacalle, advirtió el pasado 11 de mayo sobre los peligros «irreversibles» que tienen los proyectos de explotación minera en El Salvador, por lo que pidió al Gobierno que no otorgue permisos para dicha actividad. El prelado indicó que estas explotaciones atentan contra la vida humana y el medioambiente.

Según afirmó el arzobispo, en una rueda de prensa celebrada en la catedral de San  Salvador, «la minería así explotada (con químicos peligrosos) tiene efectos irreversibles de contaminación, en concreto el cianuro produce muy serias consecuencias para la salud y, por lo tanto, hay que avisar al gobierno que no dé permisos de explotación con estos procedimientos, pera la defensa del pueblo salvadoreño».

«En el caso de la minería de metales se sabe que existe peligro y las consecuencias efectivas de contaminación del subsuelo. Esta no es una postura mía, sino de la Conferencia Episcopal, al igual que las otras Conferencias Episcopales de Centroamérica, en la que se sostiene que la minería tiene efectos irreversibles», argumentó el arzobispo de San Salvador.

De este modo monseñor Sáenz Lacalle salió al paso de la petición que le han formulado frente a la catedral, durante tres domingos consecutivos, grupos de personas enviados por las transnacionales que buscan la explotación de lo que ellos consideran «minería verde»,  aduciendo que generaría centenares de puestos de trabajo.

Según el arzobispo de San Salvador, «la minería verde, es un concepto de propaganda, pero no tiene ninguna identidad, no corresponde a ninguna realidad, por lo tanto no vale la pena tomar en serio el planteamiento».

Sáenz Lacalle expresó que la postura de los obispos del país es para guardar la vida de los salvadoreños y salvadoreñas que viven en el territorio.

El año pasado, la Conferencia Episcopal del país se pronunció en contra de la minería metálica. De hecho, el nuncio apostólico del país, monseñor Luigi Pezzuto, secundó la  decisión de los Obispos.

Por su parte, la Mesa Nacional Frente a la Minería asegura que los químicos utilizados en la extracción de metales se cuelan al subsuelo, contaminando los mantos acuíferos; además de provocar severos daños a la salud de hombres, mujeres, niños y niñas.

Desde hace tiempo, una veintena de personas protestan contra el arzobispo de San Salvador a quien exigen cambiar su postura en contra de la minería de metales preciosos. Dichos manifestantes se ubican cada domingo frente a la Catedral para denunciar que, «debido al rechazo de la jerarquía católica, el Gobierno no permite la explotación minera».

Según explica la Mesa Nacional Frente a la Minería, «Se hacen llamar Mesa Nacional por la Minería Verde y/o Sindicato de Trabajadores de la Industria Minera. En realidad, son empleados de Pacific Rim, la empresa minera que más ha presionado a la Conferencia Episcopal de El Salvador, tratando de revertir su postura firme en defensa de la vida y del medioambiente, gravemente amenazadas por la minería de oro y plata».

El propósito de la empresa minera, poniéndose denominaciones como «Mesa Nacional por la Minería Verde», afirma la Mesa Nacional Frente a la Minería, es doble: «Por un lado, busca hacerle algún contrapeso a la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica integrada por todas las comunidades y organizaciones que luchamos contra la amenaza de la minería y, por otro, crearle confusión a la población y a los medios de prensa, colocándose nombres parecidos al de la Mesa Nacional frente a la Minería Metálica».

«El Sindicato de Trabajadores de la Industria Minera –añade– es una ironía, pues la práctica de las empresas extractivas es impedir la organización de sus trabajadores para que, iniciada la explotación de los metales, no protesten por las precarias condiciones laborales y los graves daños en su salud. Pacific Rim obliga a sus empleados a formar el Sindicato de Trabajadores de la Industria Minera no para que exijan sus derechos, sino para usarlos como mecanismo de presión».

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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